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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
A lo largo <strong>de</strong> todo el margen, alguien había cortado, con precisión<br />
quirúrgica, una estrecha tira <strong>de</strong> papel.<br />
Chris levantó la cabeza con un movimiento brusco al oír ruido en el<br />
cuarto <strong>de</strong> Regan.<br />
¡Eran golpes secos y rápidos, que tenían resonancia <strong>de</strong> pesadilla,<br />
imponentes como un martillo que golpeara sobre una tumba! ¡Regan,<br />
atormentada, daba alaridos, implorando! ¡Y Karl, Karl, enojado, le gritaba a<br />
Regan! Chris salió, disparada, <strong>de</strong> la cocina.<br />
“¡Dios Todopo<strong>de</strong>roso!, ¿qué esta pasando?”<br />
Frenética, Chris se lanzó escaleras arriba, hacia el dormitorio, oyó un<br />
golpe, el ruido <strong>de</strong> alguien que se tambaleaba, <strong>de</strong> alguien que se estrellaba<br />
contra el suelo como una piedra, mientras su hija gritaba: ‘“¡No!” ¡Por favor,<br />
no! ¡Oh, no, “por favor”!’, y Karl rugía: ¡No, no era Karl, sino otra persona!<br />
Una estentórea voz <strong>de</strong> bajo enfurecida, amenazante.<br />
Chris se precipitó por el corredor y entró violentamente en el dormitorio.<br />
Contuvo el aliento, se quedó rígida, paralizada por el “shock”, al tiempo que<br />
los golpes arreciaban estruendosos, vibrando a través <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s. Karl<br />
yacía inconsciente en el piso, cerca <strong>de</strong> la cómoda, y Regan estaba con las<br />
piernas en alto y abiertas completamente sobre la cama, que se agitaba y<br />
estremecía. Regan la miraba aterrorizada, con ojos <strong>de</strong>sorbitados en una cara<br />
ensangrentada, porque se había arrancado la sonda.<br />
—¡Oh, por favor! ¡Oh, no, “por” favor! -gemía lastimeramente.<br />
—¡Vas a hacer lo que yo te “or<strong>de</strong>ne, lo harás”!<br />
<strong>El</strong> rugido amenazador, las palabras, provenían <strong>de</strong> “Regan”, cuya voz,<br />
áspera y gutural, rezumaba veneno. En un instante, sus facciones se<br />
transmutaron horriblemente en las <strong>de</strong> la personalidad diabólica y maligna<br />
que había aparecido en el transcurso <strong>de</strong> la hipnosis. Y ahora, rostros y voces,<br />
mientras Chris observaba atónita, se intercambiaban velozmente.<br />
—“¡No!”<br />
—¡Lo harás!<br />
—“¡Por favor!”<br />
—¡Lo “harás”, puerca, o te mataré!<br />
—“¡Por favor!”<br />
—Sí.<br />
Regan tenía los ojos <strong>de</strong>smesuradamente abiertos, y parecía retroce<strong>de</strong>r<br />
frente a algo odioso, terminante, chillando ante el terror <strong>de</strong>l <strong>de</strong>senlace.<br />
Luego, <strong>de</strong> pronto, la cara diabólica se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> ella una vez más, la<br />
inundó. La habitación se llenó <strong>de</strong> un hedor insoportable, y un frío helado se<br />
filtró por las pare<strong>de</strong>s. Los golpes cesaron, y el penetrante grito <strong>de</strong> terror <strong>de</strong><br />
Regan se convirtió en una risa gutural y canina, <strong>de</strong> victoriosa furia. Rugía con<br />
una voz profunda, ensor<strong>de</strong>cedora.<br />
Bruscamente, con un grito áspero, Chris corrió hasta la cama; Regan<br />
estalló en cólera contra ella. Con las facciones infernalmente contraídas,<br />
alargó una mano, cogió a Chris por los pelos y, <strong>de</strong> un tirón, le hizo bajar la<br />
cabeza.<br />
—¡Aahhh, la madre <strong>de</strong> la puerca! -rugió Regan con voz gutural-. ¡Aahhh!<br />
-Luego, la mano que sostenía la cabeza <strong>de</strong> Chris la levantó <strong>de</strong> un tirón,