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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

—¡Dimmy, “por favor”!<br />

—No eres mi...<br />

—¡“Oh”, por el amor <strong>de</strong> Dios, Karras!<br />

Luego Dennings.<br />

—¡Mire, sencillamente no es justo que nos echen <strong>de</strong> aquí! ¡Por lo que a<br />

mí respecta, es una cuestión <strong>de</strong> justicia que esté aquí!<br />

¡Pequeña hija <strong>de</strong> zorra! ¡<strong>El</strong>la tomó mi cuerpo, y tengo <strong>de</strong>recho a que se<br />

me permita permanecer en el <strong>de</strong> ella, ¿no le parece? ¡Oh, por Dios, Karras,<br />

“míreme”! ¡Vamos!<br />

No muy a menudo se me <strong>de</strong>ja representar mi papel. Míreme. Karras<br />

abrió los ojos y vio la personalidad <strong>de</strong> Dennings.<br />

—Así, está mejor. Mire, ella me mató. No la dueña <strong>de</strong> la casa, Karras,<br />

sino “¡<strong>El</strong>la!” Sí, “¡ella!” Yo estaba solo en el bar, cuando me pareció sentir<br />

que se quejaba. En la planta alta. Bueno, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, yo “tenía” que<br />

ver qué le dolía, por lo cual subí, y entonces me cogió por el cuello. -La voz<br />

era ahora plañi<strong>de</strong>ra, patética-. ¡Dios mío, nunca “en mi vida” había visto<br />

tanta fuerza!<br />

Comenzó a gritar que yo estaba engañando a su madre o algo por el<br />

estilo, o que yo fui la causa <strong>de</strong>l divorcio. Algo así. No era muy claro. ¡Pero “le<br />

aseguro” que ella me empujó por la “ventana”! -Voz cascada. Tono agudo-.<br />

¡<strong>El</strong>la “me mató”! !”Me mató” la muy cochina! ¿Le parece, entonces, que es<br />

“justo” echarme <strong>de</strong> aquí? ¡Vamos, Karras, respóndame! ¿Cree que es<br />

realmente justo? “¿Lo cree usted?”<br />

Karras tragó saliva.<br />

—¿Sí o no? -lo apremió-. ¿Es justo?<br />

—¿Por qué... por qué... le quedó la cabeza vuelta hacia atrás? -preguntó<br />

Karras con voz ronca.<br />

Dennings paseó a su alre<strong>de</strong>dor una mirada evasiva.<br />

—Eso fue un acci<strong>de</strong>nte... una monstruosidad... Me di contra los<br />

escalones, ¿sabe? Fue raro.<br />

Karras meditaba, con la garganta seca. Tomó nuevamente la muñeca <strong>de</strong><br />

Regan y le echó una mirada al reloj para <strong>de</strong>sviar la atención.<br />

—¡Dimmy, por favor! ¡No permitas que me que<strong>de</strong> sola!<br />

Su madre.<br />

—Si en vez <strong>de</strong> sacerdote hubieras sido médico, yo habría vivido en una<br />

bonita casa, Dimmy; no con cucarachas, ¡no sola en el apartamento!<br />

Entonces...<br />

Luchaba por hacerla callar, pero la voz lloraba <strong>de</strong> nuevo.<br />

—¡Dimmy, “por favor”!<br />

—No eres mi...<br />

—¿No quieres enfrentarte con la verdad, carroña inmunda? -Era el<br />

<strong>de</strong>monio-. ¿Crees lo que te dice Merrin? ¿Crees que es bueno y santo? Pues<br />

bien, “¡no lo es!” ¡Es orgulloso e indigno! ¡Te lo probaré, Karras! ¡Te lo<br />

<strong>de</strong>mostraré “matando a la puerca”!<br />

Karras abrió los ojos. Pero aún no se atrevía a mirar.

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