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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
Chris, has mencionado la escuela. ¿Cómo le va en Matemáticas?<br />
—¿Por qué me lo preguntas?<br />
—¿Cómo le va? -insistió.<br />
—Muy mal. Pero empezó a ir mal “<strong>de</strong> repente”.<br />
<strong>El</strong> gruñó.<br />
—¿Por qué me lo preguntas? -repitió ella.<br />
—Porque es parte <strong>de</strong>l síndrome.<br />
—¿Del qué?<br />
—No es nada serio. Prefiero no aventurar una opinión por teléfono.<br />
¿Tienes un lápiz a mano?<br />
Le quería dar el nombre <strong>de</strong> un médico internista <strong>de</strong> Washington.<br />
—Marc, ¿no pue<strong>de</strong>s venir y examinarla tú mismo?<br />
Recordó a Jamie. Una lenta infección. En aquella ocasión, el médico <strong>de</strong><br />
Chris le prescribió un nuevo antibiótico <strong>de</strong> amplio espectro. Al comprar otra<br />
dosis <strong>de</strong>l medicamento, el farmacéutico le había dicho, cautelosamente: ‘No<br />
quiero alarmarla, señora, pero este medicamento... Bueno, hace poco ha<br />
salido a la venta, y se ha comprobado que en Georgia ha causado anemia<br />
plástica en...’ Jamie. Jamie. Muerto. Y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, Chris nunca más<br />
confió en los médicos. Sólo en Marc. Y eso le había llevado años.<br />
—Marc, ¿no pue<strong>de</strong>s? -suplicó Chris.<br />
—No, no puedo, pero no te preocupes. Este es un hombre brillante. <strong>El</strong><br />
mejor. Ahora toma un lápiz.<br />
Vacilación. Después:<br />
—Está bien.<br />
Anotó el nombre.<br />
—Dile que la examine y me llame <strong>de</strong>spués -le aconsejó-. Y, por el<br />
momento, olvídate <strong>de</strong>l psiquíatra.<br />
—¿Estás seguro?<br />
Emitió una afirmación sarcástica sobre la rapi<strong>de</strong>z con que la gente<br />
preten<strong>de</strong> reconocer las enfermeda<strong>de</strong>s psicosomáticas, mientras que es<br />
incapaz <strong>de</strong> admitir lo opuesto, o sea, que las enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cuerpo son, a<br />
menudo, la causa <strong>de</strong> una aparente enfermedad mental.<br />
—¿Qué dirías -sugirió como ejemplo- si fueras médico (Dios no lo<br />
permita) y yo te dijera que tengo dolores <strong>de</strong> cabeza, pesadillas constantes,<br />
náuseas, insomnio, que se me nubla la vista, que me siento <strong>de</strong>primido y que<br />
el trabajo es un tormento para mí? ¿Dirías que soy neurótico?<br />
—¡Vaya a quién has ido a preguntar, Marc! Ahora veo que estás loco.<br />
—Los síntomas que te he citado son también los <strong>de</strong> un tumor cerebral,<br />
Chris. Primero hay que examinar el cuerpo. Luego veremos.<br />
Chris llamó al médico y consiguió hora para aquella tar<strong>de</strong>. Tenía todo el<br />
tiempo libre. La filmación había terminado, por lo menos para ella. Burke<br />
Dennings continuaba supervisando el trabajo <strong>de</strong> la ‘segunda etapa’, con<br />
personal menos caro, que rodaba escenas <strong>de</strong> menor importancia,<br />
principalmente tomas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un helicóptero, <strong>de</strong> diversos puntos <strong>de</strong> la ciudad,<br />
y algunos ejercicios <strong>de</strong> acrobacia, o sea, planos en los que no aparecía<br />
ninguno <strong>de</strong> los actores principales.<br />
Pero él pretendía que cada centímetro <strong>de</strong> película saliera perfecto.