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Compendio_de_Metodos_Antropologico_Forenses_Udo_Krenzer

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58<br />

COMPENDIO DE MÉTODOS ANTROPOLÓGICO FORENSES<br />

<strong>Udo</strong> <strong>Krenzer</strong><br />

En estudios <strong>de</strong> Anazasi en indígenas <strong>de</strong> Arizona y Nuevo México se han <strong>de</strong>tectado<br />

un alto porcentaje <strong>de</strong> cribra orbitaria en subadultos, particularmente en niños menores<br />

<strong>de</strong> 11 años, asociado con el consumo <strong>de</strong> maíz, que por su mismo incluye poco hierro<br />

y a<strong>de</strong>más contiene una sustancia, el ácido fítico, que impi<strong>de</strong> la absorción <strong>de</strong>l hierro<br />

intestinal. También, las enfermeda<strong>de</strong>s diarreicas e infecciones gastrointestinales<br />

parecen significantes en el contexto <strong>de</strong> las hiperostosis poróticas (Mays 2002, Ortner<br />

2003, White 2000). En el contexto forense guatemalteco, las cribras orbitarias ocurren,<br />

pero menos frecuentes que las hiperostosis poróticas.<br />

Equivalente a las cribra orbitarias, las cribras cranii son lesiones poróticas en el<br />

endocráneo (White 2000). Dichas porosida<strong>de</strong>s fueron documentados también en<br />

esqueletos <strong>de</strong>l contexto forense en Guatemala.<br />

Raquitismo<br />

Existen <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> la patología que datan <strong>de</strong>l siglo XVI, pero se <strong>de</strong>scubrió su<br />

causa nutricional hasta los años 1920. El raquitismo es una enfermedad sistémica<br />

<strong>de</strong> la niñez y ocurre más frecuente en niños <strong>de</strong> uno a tres años <strong>de</strong> edad, así como<br />

durante la pubertad. La patología se presenta a través <strong>de</strong> la <strong>de</strong>formación <strong>de</strong> los huesos<br />

(huesos doblados), a causa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>smineralización y <strong>de</strong>ficiencia <strong>de</strong> la vitamina D, que<br />

regula la mineralización <strong>de</strong> los colágenos. La vitamina D normalmente se sintetiza en<br />

el cuerpo por la radiación solar a través <strong>de</strong> la piel. Por ello, el raquitis es causada por<br />

la falta o exposición no a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> la piel al sol y se manifiesta en tejidos óseos<br />

blandos, flexibles y livianos (Brothwell 1981, Mays 2002, Stuart-Macadam 1989, White<br />

2002). Ortner (2003) estableció, que los cambios óseos causados por el raquitismo<br />

resultan <strong>de</strong>:<br />

1)<br />

2)<br />

3)<br />

Efectos directos <strong>de</strong> la irregularidad metabólica<br />

Deformaciones secundarias, <strong>de</strong>bido a la vulnerabilidad y flexibilidad <strong>de</strong> los<br />

huesos débilmente mineralizados<br />

Retrasos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />

Generalmente, se observa <strong>de</strong>formaciones óseas hacia antero-posterior o medio-lateral<br />

<strong>de</strong> la tibia, aunque los efectos <strong>de</strong>l raquitismo pue<strong>de</strong>n mostrarse en todo el esqueleto<br />

(White 2000). Cabe <strong>de</strong>cir, que las <strong>de</strong>formaciones óseas solamente se <strong>de</strong>sarrollan,<br />

cuando los niños tienen un tono muscular suficientemente potente.<br />

Generalmente, se pue<strong>de</strong> distinguir entre dos formas distintas <strong>de</strong>l raquitismo; por un<br />

lado la expresión porótica, expresada por atrofia <strong>de</strong> los huesos, que son livianos,<br />

<strong>de</strong>lgados, con poco tejido esponjoso y particularmente frágiles (fracturas <strong>de</strong> tallo<br />

ver<strong>de</strong>); por otro lado existe la forma hipertrófica o hiperplástica, la cual se caracteriza<br />

por huesos gruesos con el tejido cortical poroso. En esta última forma, las fracturas<br />

son escasas pero se observan distorsiones <strong>de</strong> la forma ósea (Stuart-Macadam 1989).<br />

El aumento <strong>de</strong>l tamaño óseo se manifiesta, según Shipman et al. (1985) también en<br />

las eminencias <strong>de</strong>l frontal y <strong>de</strong> los parietales.

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