1 - DSpace CEU

cétera.® Y como sí su pensamiento atrajese al nuestro,
de repente nos ha asaltado una idea que, á no tener fe
firme, nos sugeriría ser verdad, el siguiente
Sueño 6 delirio sobre las consecuencias de en­
terrar los corazones reales en San Gil.
Considerábamos á Fernando VII diciendo: Mí cora­
zón se quedará en San Gil; allí están los de mis padres,
mí abuelo, los del fundador, de su hijo y de su nieto,
tres Austrias y tres Borbones (que el bisabuelo y tío
Fernando se llevaron los suyos á sus respectivos sepulcros
de Sanlldefenso y Salesas), y de aquí habremos de
tomarlos.....11 in die illa tremenda...... magna et amara
valde. Absortos en este momento, y ya delirando, nos
pareció oír el toque de atención de la trompa del ángel,
que decía: «Levantáos, muertos, y venid á juicio».
Y el enemigo, que por la boca de Voltaire provocaba la
risa en presencia de las cosas santas, nos sugirió este razonamiento:
¿Qué harán los muertos de El Escorial, con
sos corazones enterrados en San Gil? El mundo se ha
escacharrado; la tierra está envuelta toda en atmósfe­
ra de llamas; se acabaron los trenes, carros y peato­
nes; cada uno de cuantos son y cuantos fueron en España,
reincorporados alma y cuerpo, van en silencio la
vía de O riente; los de otras tierras irán desde ellas
en línea recta al valle de Josefat. Reyes y vasallos allá
comparecerán; Dios lo manda, y no vale la resolución
el gitano, de no d¿r. Sí, pues, no hay quien lleve estos
corazones al Escorial, tienen que venir á recogerlos sus
dueños; verdad es que están al paso, pero como no los