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justo agresor de 1808 y al rey intruso que medio usurpó el trono
de San Fernando.
De lamentable equivocación ha sido calificada por españoles
la heroica resistencia de nuestros abuelos á los invasores francc'
ses. Napoleón dijo siempre que su intento era la regentración de
España, una especie de europtización, que hubiera dicho Costa,
de vivir entonces, y regeneración ó europeización á estilo libe­
ra l con leyes desamortizadoras, destrucción de Comunidades re­
ligiosas, abolición del Santo Oficio, etc., etc.; no ha mucho
que los librepensadores de Chamartín de la Rosa celebraron,
según leimos en Las Dominicales, una fiesta conmemorativa de
los decretos secularizadores dictados en aquel lugar por Bona­
parte; éste, en nuestra patria, fué el precursor de Riego y Men­
dizábal. Y José, premier et dernier, como dijo con gracia el ge­
neral Thiébault, quiso tener un reinado filosófico (?), muy libe­
ral , en el peor de los sentidos de la palabra liberalismo, y por eso
sin duda hubo de escribir D . Adolfo de Castro la enormidad de
que si le hubieran dejado reinar pacíficamente, habría emulado
en el Trono la gloria de de Marco Aurelio.
En asunto al parecer tan poco importante, pero que en reali­
dad lo es mucho en orden á nuestras costumbres, cual la afición
y fiestas de toros, estos críticos favorables á José I se han expla­
yad o á su gusto. E l pueblo español eu 1808 era el pueblo de
Pan y Toros, como la plebe degenerada de la Roma imperial lo
fué de Panem et circenses, E i Gobierno regenerador intruso quiso
limpiarle de esta roña, y tal fué, según los referidos críticos, uno
de los motivos de su impopularidad. Otros han supuesto qo*
José I, si bien dió al pueblo de Madrid algunas corridas de toros,
fué generosamente pagándolas de su peculio, al modo que los
emperadores romanos daban fiestas públicas al pueblo de Roma.
D . Higinio Ciria se fija en este aspecto del retrato del intruso
trazado por sus panegiristas póstumos, y en las diatribas de al'
gunos escritores franceses contra los espaüoles por su afición á
los toros, y esperando á los afrancesados y enemigos de Espafiai
-en esta encrucijada de la crítica histórica, rompe contra ellos