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con ese silencio no volveremos á disgustar á un señor
académico, que no sabemos si por ser historiador maduro
ó por ser general español, que ve mermar nuestra
gloria, cuanto menos glorioso sea el enemigo vencido,
nos ha motejado por llamar Trajanín á D . Pepe, en
lugar de llamarlo Trajano, y por otras cosas que cantan
los papeles que hay en el Archivo de Madrid, probando
la ruindad é imbecilidad del Intruso, al cual, sin
embargo, califica nuestro crítico de persona decente. Y
quédese él con su afirmación , que nosotros nos rati*
ficamos en la nuestra. L a posteridad fallará.
Para deshacer lo hecho en 1813, el corregidor Mo-
tezuma dió cuenta al Rey de un acuerdo del Ayuntamiento
de 2 de Septiembre de 1814, de extraer la caja
colocada en el cimiento de la Puerta de Toledo. S. M.
manifestó: «que no había necesidad de realizarlo, por
ser ya cosas olvidadas, y sería llamar nuevamente la
atención sobre objetos que merecen por sí el mayor
desprecio>. Así lo ofició el de Motezuma á S. E. en 10
de aquel mes.
S. M., que en 1814 no autorizó por ruidosa la obra
que le proponía el Ayuntamiento por conducto de Mo-
tezuma, accedió á instancias de sus «fieles servidores •
en 1817. «Sin ruido alguno», le dice Arjona, se ejecutó
la extracción, acordada en 1814, y fué colocada la
nueva caja el 26 de Noviembre de aquel año (i). Hablando
de ella y de su colocación se escribieron estas
( i) Aquella tarde celebrarían el triunfo los Reyes y el AyoD'
tamiento en el «Casino de la Reina >, titulado antes «Hacienda
de Romero* , del que SS. MM. habían tomado posesión á pn°'
cipios del verano.