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esperanza de ver desaparecer incontinenti tantos traba­
jos y temores: la tropa francesa se había concentrado
en el Retiro y las avanzadas de las aliadas asomaban á
las puertas de la Villa> y... «con noticia de que el excelentísimo
Sr. Duque de Ciudad Rodrigo debía hacer
la entrada á las once de la mañana, dispuso S. E. salir
inmediatamente en ceremonia á recibirlo, como lo hizo,
junto á la fuente del Abanico.®
Y sin duda, para alivio de temores y trabajos, se hiz
en el día 13 lo que sigue: «Se reunieron á las cuatro y
media en las Casas Consistoriales D. Carlos España, Caballero
por derecho hereditario de la Orden de San Juan
dejerusalén, Mariscal de Campo de los Reales ejércitos,
Comandante general interino de Castilla la Nueva, y de
esta Villa y Corte; D. Manuel de Alava, Mariscal de Campo,
etc.; allí se hallaban infinitos individuos de la Nobleza,
los Reyes de Arm as, sujetos particulares de distin­
ción, la Diputación de los Cinco gremios, las cabezas
de todas las Corporaciones, eclesiásticas y seculares,
un inmenso pueblo..... Se salió de las citadas Casas
procesionalmente; principiando alguna tropa de infante­
ría y caballería con tambores y clarines, y siguiendo infinitos
individuos de las Corporaciones y Nobleza; en
seguida 24 alguaciles de golilla y el Mayor en medio á
caballo, vestido á la española antigua; luego los individuos
de Ayuntamiento, cerrando la procesión D. Carlos
de España, D. Miguel de Alava y D. Juan Antonio
Pico, capitular decano en funciones de Corregidor, ro­
deados de alabarderos, y á la espalda tropas de infantería:
y se fueron á la plazuela de Palacio, ante cuyas
puertas se hallaba un tablado con su dosel, y en el b al-
cón principal otro con el retrato de nuestro católico Mo *