1 - DSpace CEU

E l T ío Palacios se pasó diecisiete años en Melilla,
donde aprendió el árabe del RifF y la jardinería. Sólo
había matado á uno (i).
A . F., son las iniciales de uno que formó en una famosa
partida de ladrones en los montes de Toledo,
que se llamó del Pradón ó Predrón (2).
Aunque fuese falsa era de lamentar allí la leyenda
de un desdichado viejo, que burlaba así á la justicia de
un parricidio; astuto el hombre, y conocedor quizás de
hombres como los anteriores, consiguió el volante de ingreso:
mató á su mujer, y fuese desde su guardilla, sin
perder momento, al Asilo. Abierta la puerta al venir
el día, mostró su papel, entró, fué filiado con el nombre
del volante, que ya cuidó él de no dar el suyo, se
le lavó ó bañó, rasuró y rapó, se le dió traje de la casa,
y quedó, naturalmente, más desfigurado que muía robada
por un gitano.
¿Qué importaba que la Caceta y todos los periódicos
diesen las señas de Claudio Fernández, marido d é la
interfecta, que usa tal manera de vestir y peinado, con
toda la barba, bigote y perilla, ó bigote solo, si todo eso
ha desaparecido del acogido que dijo llamarse Martín
González? ¿Y es de suponer que la Guardia civil dude
(1) Era de cerca de Madiid, pero no decimos el pueblo por
si tiene familia. c|A, poco me fusilan!>— decía— aporque cuando
t i hecho era estado de guerra».
(2) Nos acordamos mucho de A . F . Era un hombrón de ocho
(> nueve arrobas, viejo, ya casi sin movimientos, muy sordo, y
ciego. [Pero qué cosas vimos en el; y se murió sin saber nuestras
observaciones! Como sordo y ciego, á lo mejor se creía sólo
y era de oir sus gemidos: «iSe&or, Sefior, perdón I iSefior, qué
cosas hice!, etc.> No puedo olvidar al viejo bandido. Murió en
el Hospital. R . I, P.