1 - DSpace CEU

— Señor Comisario, dijimos aquella tarde al verlo
allí; suelen estas obras hacerse previo aviso oficial.
— No me gustan chismografías.
•— ¿Chismografías? Anda, Cirita, que este tío te va á
reventar.
Los albañiles seguían, y los carpinteros y aserradores,
y traían materiales, y... no venía el oficio mandan­
do hacer ni autorizando lo hecho.
El señor Comisario pagó los jornales el primer sába*
do, y el segundo, y el tercero, y... no venía la cuenta
que debíamos autorizar.
«jAh! ¿Por qué será? ¡un rayo de luz! no se atreve
á pedirnos la firma. jPues se ha caído el señor!*
A fin de mes dijo el Interventor que habría que buscar
modo de que el señor Comisario cobrase lo que
había adelantado.
— Sí, señor; búsquenlo ustedes, y nos alegraremos
que S. E . lo facilite.
— Nó; eso debemos arreglarlo nosotros.
— No tenemos vela en ese entierro, ni la queremos.
— ^'^a usted á tener un disgusto si se niega al arreglo.
— Será uno más.
Y más albañÜes, y más maderos, y más obras, y
más líos. Y al ñn nos presentan las cuentas, ya interve­
nidas, para que las firmásemos.
““•Ni un ochavo; cuando lo mande el Ayuntamiento.
Entre todo era cuestión de cuatro ó cinco mil pesetas;
pero, en tan oportunas circunstancias, vino el proveedor
del material de imprenta y litografía con las suyas,
de diez ó doce meses, por valor de setenta á ochen­
ta mil pesetas, que ya antes nos negamos á firmar,
porque no traían justificantes; pero ahora venían ya