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cío el Ayuntamiento, le recibió S, M. en la Sala de Embajadores
con el amor característico que le es propio, y
LIBRE Y ESPONTÁNEAMENTE juró á presencia del Ayuntamiento,
etc.?® ¿Quién no ve aquí la falsificación del
texto del juramento, hecha figurar como verdadera en
el acta arriba copiada?
Leído, meditado y reflexionado esto, como el vigía
de la torre que bajase á enterar á sus conciudadnos de
lo que pasaba en los alrededores de Madrid, tomamos
la pluma para decir á los lectores: el Juramento Ubre y
espontáneo de Fernando VII á la Constitución de Cádiz,
es una falsedad histórica como tal hecho, aunque
no dejaría de serlo diciendo lo que se le atribuye, por­
que como el juramento sin esas condiciones no es jaramente,
y como las circunstancias del momento aquel
le tenían cohibido y anonadado, ni es verdad que dijese
lo que dicen que dijo, ni diciéndolo, era juramento
válido, ni se puede por ello calificar el acto de insidiosa
fa lsía , como sí sospechar haberla cometido los es­
critores que la escribieron y repitieron.
He aquí el memorial:
37. *Fxcmo. Ayuntamiento Constitucional:D. Gasp
a r Antonio Matheos, doctor en Cirugía-Médica de esta
vecindad, que vive en la calle de Jacometreso, nútn. í2,
cuarto tercero, á V. E ., con el respeto debido, expof^c-
haber llegado á su noticia que algunos ciudadanos han
pedido y obtenido certificación del Excm o. Ayunta'
miento de los esfuerzos patrióticos que emplearon en el
dia g de M arzo último para verificar el cambio de Gobierno
(i); y, como el exponente, no solamente cooperò i
( i ) ¿Ven ustedes como al hombre le sacaron de sus casill**
los certificados de los ciudadanos? ¿Cóm o se entiende?, diría.