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dores se avergonzaban de su crimen, y que á manera de foragi'
dos que roban la prenda más preciosa intentaban ocultarse de la
presencia de sus conciudadanos? Mas ahora, ^qué es lo que estaif
viendo? ¡ Ó que grandioso espectáculo l Veis la brillante guarni­
ción de Madrid, que despues de haber contribuido tan podero­
samente al restablecimiento de nuestra libertad, renueva ahora
mismo el juramento de morir antes que permitir se disminuya;
la incomparable milicia nacional, que hermanada con los vete*
ranos forma las delicias de esta poblacion, y opone un muro de
bronce á las armas insidiosas del vil interés y de la intriga; los
dignísimos Jefe Político, Capitán Genrral, Plana Mayor y ofi­
cialidad de esta plaza, y á vuestro primer Ayuntamiento Consti­
tucional, que etiagenados de regocijo derraman lágrimas de ale­
gría y os prometen en la mas tierna efusión de sus almas oo
separarse jamas del camino del honor que tan gloriosamente se
ha principiado.
Ciudadanos: aquel es el sitio destinado para colocar el Sagra­
do Código de nuestras libertades. Cuando fatigados de vuestras
continuas ocupaciones, busquéis algún recreo en las riberas apa-
oibles del Manzanares, y acompañados de vuestros tiernos hijos
salgais por esta puerta, deteneos y decidles: «allí está conserva­
da nuestra Santa Constitución; aquel es nuestro pacto social, el
arca de nuestra alianza, el venturoso fruto de seis aflos de san­
grienta guerra y de otros seis de calamidades no menores. El
Ayuntamiento Constitucional del año veinte la mandó poner
para desagravio de la afrenta que sufrió en este mismo sitio.»
N o os separeis sin que repitan: Viva la Constitución; Viva ti
Rey Constitucional! perezca el insensato qae ose contrariar esit
grito de salud; maldición a l perverso que desconozca el encanta
de estas palabras consoladoras.
Madrid 31 de Diciembre de 1820.
Por acuerdo del Excelentísimo Ayuntamiento Constitucional
_________ Francisco Fernandez de Ibarra
( i ) Archivo: i — 201— 6.