1 - DSpace CEU

los, con parientes que nos ampararon en la desgracia.
— ¿Qué desgracia?
— La de mi padre, que con dos mulos que tenía, hacía
contrabando, y un día lo cogieron; y perdidos los mulos
y las cargas lo llevaron á presidio ; y como él solo
mantenía á todos, en vista de la ruina se nos llevaron
unos parientes á unos, y otros á otros.
— ¿Y su tía? ¿Qué fué de ella?
— No lo sé. [Pobre tía mía!
— ¿Otra vez al misterio? ¿Quiere á su tía, y no sabe
de ella?
— Usted perdone; ¡quise á mi tía, y no sé de ella!
— ¡Ah! basta; ya lo comprendo todo. Usted la abandonó
y se fué... jvaya por Dios, desdichada!
— Desdichada, sí; pero ni lo ha comprendido usted todo,
ni lo ha comprendido bien. ¡Que mi desdicha, ni la
busqué ni la merecí! ¡Ah! ojalá que el señor párroco, Dios
le bendiga, estuviese aquí, y bastaría su presencia para