1 - DSpace CEU

las soberbiosas regalías é hipócritas reservas mentales
de su padre.
Resonó la voz de David: ¡¡¡Omnis homo mendaxlU
(i), y con un trompetazo más estrepitoso que si todos
los astros se hubieran hecho pedazos y chocado estos
entre sí, vimos á la raza entera de Adam en dos inmensos
é innumerables grupos, muy mayor el de la izquierda;
creimos estar en ella, y, estremecidos del miedo, se
huyó la pesadilla y nos encontramos recostados en el
sillón del escritorio.
¡Buen disgusto nos ha proporcionado la ocurrencia
del Padre Dos Barrios 1 Pero no le hacemos cargo por
ella; al contrario, se la aplaudimos por su buena intención
de rehacer su Comunidad, instalándola en casa
propia, y por chafar la arrogancia jansenística de G odoy,
convirtiendo en caballeriza el convento de San.
Gil, aunque otros jansenistas lo convirtieron en cuartel,
que dura todavía.
Hemos visto las buenas obras que esa fundación hacía,
pero falta saber qué parte tomaba en ellas la casa
de San Bernardino, que era la otra de la Reforma de
San Pedro Alcántara, el hombre hecho, al parecer, (sfe
raíces de árboles, según Santa Teresa.
Puede no ser muy exacta la afirmación del padre Dos
Barrios de haber hecho Felipe III la fundación del con*
vento de San Bernardino para los Descalzos de San
Pedro Alcántara, como dijimos que sospechábamos de
su demolición total por los franceses. Lo que sucedió
realmente en San Gil, lo atribuyó también á San Ber-^
nardino, y ya hemos visto cómo estos padres salieron
( i) Salmo 115.