1 - DSpace CEU

este caso le he ofendido, y vuesa merced, que le canso
sin propósito.
Parece que quiero haga penitencia de lo que yo en
esto pequé.» (i)
Los efectos de la santidad de este Refurmador.
Aunque bastaba lo dicho por la Reformadora del
Carmen para que la fama de San Pedro Alcántara recorriera
el mundo, sus hijos la recordaban á todas horas
y arrastraban las gentes á su devoción.
Uno de sus apasionados fué Francisco de Garnica,
y ahí está la prueba fehaciente de su rendimiento en la
fundación de San Bernardino, donde quiso ser enterrado
para alcanzar la misericordia de Dios. Este hubo de
ser el seminario de los Padres de San Gil, la otra de las
dos Casas que menciona el guardián fray Pedro de
Dos Barrios.
Pasaron los tiempos, cumpliendo los Padres con las
obligaciones de su instituto; la casa de Madrid albergaba
á los que desempeñaban la tarea de sus deberes,
y los ancianos, los enfermos y acaso los novicios y
ejercitantes se recogían en la casa primitiva, más saludable
para los primeros, y más retirada y de más so­
siego para los segundos. Muchas veces hemos oído que,
( i) ¿Eh, qaé tal? ¿No te gusta esa delicada bromita qae le
gasta al (directori, que parece obedecer escribieodo?
Hazla ua obsequio, y da gracias á Dios que nos regala seme-
juites modelos.
y id a de S^nta T t r u a , cap. X X V II.