1 - DSpace CEU

todo desde el día que le dije desde cuándo no confesaba.
Y le dije que sí, que cuando me indicara y donde
él confesase; me lo dijo, y al otro día fui y volví cuan­
do él me indicó, y ya siempre hasta ayer.
— Pues no comprendo, cómo en lugar de enviarla al
asilo, no le ha buscado trabajo; ó sirviendo, ó cosiendo,
ó donde se ganase el pan y el vestido.
— Ya lo ha intentado, y yo lo he querido, pero im­
posible.
— ¿Imposible?
— Sí, señor, no sé hacer nada; ní coser, ni guisar, ni
barrer, no sé nada; ni he podido aprender nada, aun­
que alguien me ha querido enseñar y yo me he presta­
do á que me enseñen.
— Pero ¿tiene usted familia?
— Supongo que sí, pero no lo sé.
— ¿Sabe usted que recelo ya de su palabra? Resulta
usted una mujer misteriosa que no sabe hacer nada, y
ha comido y vestido durante veinte años; que no sabe
si tiene familia, aunque supone que sí. Me confunde
usted, porque oculta algo; ¿qué es ello? Porque aquí no
va usted á estar mano sobre mano, aquí las Hermanas
el darán á usted alguna ocupación.
— Pues he respondido con verdad á cuanto usted me
ha preguntado.
— ¿Cómo no sabe usted de su familia, si presume tenerla?
— Pues no lo sé, y debo tenerla; porque éramos ocho
Hermanos, que dudo se hayan muerto todos; y ni mis
padres que aún eran jóvenes cuando me trajeron á
Madrid, y ya luego no supe más ni he hecho por saberlo.