1 - DSpace CEU

la patria, la salud y bienestar social, muy principal­
mente en una época de creencias firmes, de alientos
extraordinarios y de esperanza de salvación eterna?
Mientras se educaba fe lip e III hubo de oir miles de
veces á su padre y á cuantos le rodeaban, el nacimiento,
desarrollo y triunfos de la Compañía de Jesús contra
todos los enemigos de Dios y de España en toda
Europa y en todo el mundo, que querían al parecer
avasallar los discípulos de Lutero y los ejércitos de Mahoma,
deshechos los unos en Mülbherg y los otros en
Lepanto; hubo de oir sucesos milagrosos de la Refor­
ma Carmelitana para santificar á los pueblos; debió de
tener noticias de triunfos humanamente imposibles en
nuestros misioneros, que haciendo español en leyes, en
lengua y en costumbres el nuevo continente, y aspirando
á más en grandeza sobrenatural, mientras allende
la China nuestros marinos paseaban triunfantes la cruz
de Cristo y la bandera de España, un navarro solo, un
nuevo San Pablo, catequizaba y bautizaba miles y miles
de hombres, valiéndole el renombre de Apóstol de las
Indias. Y si esto vió en su edad juvenil, en los días de
su reinado, sus embajadores en Roma, los Nuncios
apostólicos, las Universidades, las catedrales, los conventos
y los oradores sagrados en todas las solemnidades,
le enviaban sin cesar ecos de las congregaciones de
la Santa Iglesia, de elevar á sus altares á aquellos insignes
vasallos de su padre y de su abuelo, que iba á co­
ronar con la aureola de los santos la voz infalible del
Pontífice romano. Y que su sabiduría era la más alta del
mundo, y su caridad era de apóstoles, y sus milagros
estupendos, á cada momento. Un año más de vida le
hubiera puesto á los pies de Ignacio de Loyola, de Te-