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(simentar, dice) bien en esta casa la mejor educación,
pues hay tn aquélla muchas de conocida virtud y relevantes
prendas para la enseñanza. Sin embargo, si
d V. M . pareciese más conveniente otro Instituto, aquí
estarán gustosos con el que sea de su R ea l agrado, pues
si*s únicas ansias son que se efectúe este establecimiento
de Monjas de Enseñanza, que siempre es más á pro-
pósito que el de maestras seglares para el retiro y custodia
de las colegialas.— Todo lo espero, etc., por h
que rogaremos a l Señor, etc. — Valencia y Agosto 10
de i8 o ¿ .— Etc., Fray Joaquín, Arzobispo de Valencia.
N adó el asunto este en los días de Carlos III, y fueron
sus ministros y personajes, personajes y ministros de
Carlos IV. Por ello, el primero tuvo p iedad para impedirlo,
y por lo mismo lo dilatará y lo negará el segun­
do, si sigue las inspiraciones que siguió su padre; las
de Madrid, ahora las veremos.
Por de pronto, el Consejo de Castilla tardó en dar
curso á la anterior solicitud hasta 29 de M ayo de 1807,
más de veintiún meses, á fin de consultar á las Ciudades
y Villas de voto en Cortes.— Madrid, decretó en
sesión de 5 de Junio, que informasen los procuradores
Síndico y Personero.
E l Síndico general, personaje que figura mucho en
el Ayuntamiento aquellos años (señal de que era dt
casa, es decir, hijo de los dos Carlos III y IV), se des­
pacha, según es, làico y clerófobo; oigámosle:
« Que aunque es muy laudable el celo de aquel p rt'
lado en promover una fundación meditada y combinada
sabiamente por sus antecesores D . Andrés Mayoral
y D . Francisco Fabián y Fuero, que no sólo hicieron
construir edificio cómodo a l intento, sino que le proporcionaron
una renta anual de ¿0.000 reales, cantidad