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liscípulo Núñez, que tiene el honor de sentarse entre
I :llos, el Código que habéis hecho determinadamente
)ara España, según me lo asegura el amable Bowring,
'ío dudéis que nos van á servir de mucho vuestras
uces, que va á ser entre los nuevos diputados grande
II número de vuestros apreciadores; y que, entre ellos,
I e cuentan muchos jurisconsultos que os aman y mu-
< hos sabios médicos que están muy al alcance de vues-
I ‘O luminoso sistema. El sabio, á la par que honrado
. gustín Argüelles, de quien me habláis en vuestra carta
I 3u tanta estimación, también se cuenta en el número
e los electos. En la actual discusión del Código penal
illaréis pruebas de cuanto os digo. Cuando llegue á
'í lestras manos el Código civil, ¡con cuánta satisfacción
^ iréis abiertas con vuestras llaves las puertas de la cien*
■a legal y que vuestras luminosas teorías han ahuyen-
t¡ do ya de entre nosotros las nieblas que obscurecían los
í{ erechos y obligaciones civiles!» (i)
ti
Calatrava llamaba á Bentham «genio sublime», aman-
de la humanidad y de la filantropía.
"Y 3.® De la multitud de libros y folletos que se es-
ci ibieron para vulgarizar las teorías de Bentham, llegó á
4 cir el bibliotecario de Salamanca que sus enseñanzas
in tales, que debían caer sobre los gobiernos todo
aje de maldiciones si no se aprovechaban de ellos en
ueficio de los pueblos.»
Por el mismo tiempo escribía el Conde de T oren o al
es :ritor inglés: «Nuestro común amigo Bowring h a que-
o encargarse de poner en vuestras manos el volu-
® :n adjunto, que contiene el proyecto de Código pe*
,*) Desasiré Nacional, etc., ídem id., cap. I.