1 - DSpace CEU

A los de San Felipe Neri, les dió \a casa Profesa; á los
del Oratorio, el Noviciado; y asi se aumentó el escándalo
hasta donde Lutero y Jansenio pudieron desear (2).
No nos consta, ni deseamos saberlo, jhorroriza pen-
sarlol si aquel cabildo y aquellos religiosos opinaron
como S. Erna, y como el rey, en cuyo caso, Dios se
lo haya perdonado, ya que su insensatez no les recordó
el adagio de «cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
etc.». Sí, señores; aquella sacudida revolucionaria
conmovió los cimientos del trono y de todos los conventos;
pues tras de Carlos III vino su hijo, y tras
éste Fernando VII, como tras del año 1767 vino el año
de 1868, y tras del robo de los jesuítas, el de todas las
Comunidades religiosas. Aún hizo más S. M. C. sembrando
vientos, que fué intentar quitar á la enseñanza la
llamada moral jesuítica, como si fuera otra que la de la
Iglesia, y como si no tuviera mil aprobaciones de la misma,
desde San Ignacio al mismo Clemente XIV.
padres en toda España, ingresaron en su Tesoro unos 16 millo«
nes de reales, qae parecía los invertiría en el culto, siquiera para
evitar la nota del que toma lo ajeno contra la voluntad de su
duefio. Y así sucedió con las tres cuartas partes, pero á los
dieciocho atíos, en 1785, que dedicó doce de ellos á aquella
iglesia, que desde entonces se llamó San Isidro el Real, aumentando
el número de capellanes (alcanzándoles de Roma el titula
de canónigos) y demás servidores.
Durante dieciocho años se gastó esa renta en sus regalos,
cacerías, obsequios á embajadores, etc.; y al fin de ellos dispuso
lo referido; mas la cuarta parte sobrante siguió como antea
el total, hasta los tiempos de Mendizábal, que intentó, y no consiguió,
llevarla con las otras tres al Tesoro nacional.
Así ha perecido aquel saldo de 16 millones de reales de los
jesuítas, y con ellos la enseñanza, dotes, limosnas, etc., que
dictó la caridad de los donantes.
(2) La crítica histórica suele atribuir á Lutero ó á la Relor-
nía la impiedad que regaló á Elspaña el rey de los republicano^