Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
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<strong>Al</strong>guien ha propuesto que la festejemos, y una comisión ha surgido...<br />
La comisión, de la cual se me ha conferido la presidencia, nos hemos quedado,<br />
completamente a la española, sin saber qué hacer, sin que se nos ocurra qué elementos<br />
diversivos podamos aportarle al pasaje, de las olas y los aires...; pero pronto el relojero ha<br />
hablado de concierto, de baile el tenientito, y de representación teatral un señor aficionado<br />
que trae en su maleta todo un repertorio, y con ello, más el festín organizado por la cocina<br />
del barco, hemos caído en la evidencia de que se basta y sobra el Reus, de que lleva un<br />
mundo en sus entrañas.<br />
En tres horas puede decirse que hemos planteado y empezado a realizar todo el programa.<br />
Habrá de pintarlo, para mayor fausto, el relojero en un cartón, orlándolo de alegorías.<br />
Sarah, Lucía, Charo y la joven filipina cantarán, Pura hará con su ex novio el tenientito Los<br />
monigotes; y Chateau-Margaux, otra de las obritas que trae el aficionado, correrá a cargo de<br />
éste, como gallego, de Sarita, que lo ha hecho en la Habana, y del húsar y del comandante.<br />
La única dificultad ha estado en la característica... Y se la hemos endosado al fin a la<br />
filipina. Se están sacando los papeles. Empezarán los ensayos por la noche.<br />
A espera, cumplidas por esta tarde mis tareas de presidente, paseo barco arriba y barco<br />
abajo, meditando aún algo original para el programa.<br />
La pescadera no ha querido tomar parte. Es una de esas mujeres burras absolutamente para<br />
todo, inhábiles..., y ella misma lo comprende y está tristona ahora cerca de Enrique y<br />
Pascual. He hablado con éste, anoche.<br />
Efectivamente, mi cuestionario francés le fue inútil..., y no porque lo entendiesen o dejaran<br />
de entenderlo, sino porque Enrique... «este buen amigo que tanto los distingue -palabras del<br />
salamanquino-... pero que...<br />
¡vaya, no se hace cargo de las cosas! se empeñó en acompañarlos.»<br />
El buen hombre añadió:<br />
-¡Le digo a usted, señor Serván, que si como es don Enrique no es don<br />
Enrique... ¡le doy una trompada!<br />
El buen hombre añadió todavía:<br />
-Y luego... ¡qué quiere usted, señor Serván..., no me explico a mi señora!... Verdad es que<br />
ella es... ¡vamos! fría..., pero podía hacerse cargo de que uno... desde España... ¿Por qué