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Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

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180<br />

Suena en sus labios mi nombre... a caricia.<br />

No dice más. Yo me siento. <strong>Al</strong>berto le coge el libro y lo hojea. En el semblante de Lucía<br />

sigo mientras sus emociones... si no es la ilusión de las mías lo que sigo: ha temido un<br />

instante ella que yo pueda haber puesto algún imprudente papel entre las hojas; ha confiado<br />

inmediatamente en mí, y hase puesto a hablar con Charo de trajes... perfectamente<br />

dominada,<br />

serena... No tengo luego ni tiempo de reprocharme esta estúpida tendencia mía a pensar que<br />

tenga ella que dominarse... Como Charo háceme intervenir en su conversación de modas,<br />

<strong>Al</strong>berto se levanta y toma casi brutal a Lucía del brazo:<br />

-¡Ven, hay que acabar de arreglar las maletas!<br />

Y se la lleva.<br />

El húsar, en cambio, me lleva a mí.<br />

-¡Tiene celos! -me dice. -¡Vamos, que la francesa de aquella noche!...<br />

-¡Por Dios, Enrique! -le atajo. -No he dicho jamás a esta mujer nada.<br />

Palabra de honor ¡mi palabra! -repito golpeándome el pecho, según me ha parado el<br />

disgusto.<br />

Y él no duda. Ha visto brotar en mis labios nuestro juramento militar, por segunda vez,<br />

como bajo una bandera.<br />

Pensando a continuación que hallamos podido también Lucía y yo ser la hablilla del buque,<br />

se lo pregunto:<br />

-No. Nadie. Antes Sarita... ya sabe, con su beso. Y habríasela yo computado al 15... si no<br />

fuese una bebé.<br />

-¡Bah!<br />

Descubrimos las costas, por los faros.<br />

Media hora después, suena el cañonazo..., que conmueve y pone al pasaje en movimiento.<br />

Hay quien sube sobre cubierta sus maletas, como si se tratase de bajar de un tren en cuanto<br />

pare.<br />

Las luces de Manila se divisan, y los barcos anclados... Es una hermosa noche, soberana, de<br />

estrellas como fuegos, de aromas como mieles.<br />

Cuando suenan las cadenas del Reus, y nos dejan inmóviles, suben de las lanchas, en vez de<br />

aquellos mercaderes del camino, jóvenes y señoritas españolas, cuyos trajes,

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