11.05.2013 Views

Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

190<br />

un canto de amor y del infierno salvaba a aquella que tremante y disperata en otro infierno<br />

me esperaba!... ¡Yo no fuí!<br />

-¡Ah!! -grita Lucía, triunfal..., oprimiéndome las manos, vehementísima, con sus manos que<br />

he cogido como muertas azucenas en su falda.<br />

-¿Comprende ya la extensión de mi terror..., la demoníaca extensión, más tarde, del odio y<br />

la ira de Sarah... al sorprendernos?<br />

-¡Oh! ¡Andrés! -gime erguida clavándome en los ojos la alegría inmensa de sus ojos; la<br />

alegría de la vuelta a la vida en su congoja mortal.<br />

Y yo me inclino, me doblo, beso sus manos, y las suelto.<br />

Hemos caído los dos cada cual a su respaldo. Callamos. Está entre ambos quizás el mismo<br />

sobrecogimiento repentino de una sustitución total de imágenes, de impresiones: Sarah ha<br />

desaparecido...; la luna desde el traje blanco de Lucía -de una blancura azul casi quimérica-<br />

hasta mi traje blanco; desde su frente a mi frente; desde su alma a mi alma, hace flotar la<br />

gloria desierta y blanca de claridades en que diríase que va a brotar<br />

OTRO AMOR... Todo lo anuncia: nuestra sorpresa augusta y vaga de terrores, el reposo<br />

divino de la noche, el vasto silencio de la enorme plaza desierta ya y en sombras, del hotel,<br />

de la ciudad, del mundo... No vive, con su vida profunda y misteriosa, más que lo que<br />

siendo del cielo o de los aires, anuncia los naceres de grandezas...: la luna, las estrellas y las<br />

luciérnagas de plata que tejen y destejen en los árboles sus velos nupciales de luz.<br />

De pronto, la del fanal, se apaga.<br />

-¡Ah! -dice Lucía irguiéndose primero, levantándose después- ¡Las dos!<br />

La campana: del ignoto reloj da las dos.<br />

Ella indica el eléctrico fanal, y explica:<br />

-Siempre cortan a esta hora la corriente.<br />

-¿Debo marchar?<br />

Y puesto que no me he movido al decirlo, amargo, suplica ella hundida en la penumbra que<br />

la luna refleja por el cuarto:<br />

Oh, Andrés... Sí. Los amigos nos hemos despedido: además, aunque nunca lo dudé, sé<br />

mejor desde esta noche su generosidad y su nobleza... hacia esa Sarah. Valen más, al fin,<br />

probadas, la dignidad y la honradez.<br />

Pero debe partir. Es tarde.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!