Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
89<br />
Se van ladeando las tazas, las pastas, los fiambres... De otra mesa (yo las he huido esta<br />
noche) trasládase el grupo de al piano. El comedor está fresco, relativamente cruzado de<br />
aire por las mangueras... Canta Sarita. Son canciones siempre, las suyas, de amor:<br />
«¡Ay de mí! ¡ay de mí!<br />
si acabaré llorando,<br />
yo que siempre reí...»<br />
Pascual se acerca y me levanto también, dejando en la mesa al húsar con Aurora.<br />
Mas..., no, puedo estar. Detrás de la infantil cantante, que sabe dar un diablo de emoción a<br />
su queja, pienso en Lucía, en el capitán deslizándose tal vez un segundo por el puente para<br />
cambiarle rápidas palabras, la cita... ¡Ah, sí, sí! ¡yo vigilaré toda la noche!<br />
He sido un necio. Dispuesta a una aventura de viaje, me hubiese preferido... ¿Por qué la he<br />
respetado así?... ¡cuánto ha debido rabiar y reírse! Ahora me odia, sin duda. Desde hace<br />
muchos, días no he vuelto a procurar con ella nuestra intimidad.<br />
Noto que lo que me atosiga, principalmente, es que tenga de mí y haya yo de dejarle el<br />
concepto de un estúpido, de un botarate espiritual... La frase aparéceseme sangrienta.<br />
¿Y por qué?<br />
Me levanto, otra vez. Un pensamiento me ha cruzado: probarle lo contrario... Será inútil ya,<br />
para alcanzar favores...; pero al menos me oirá entre rabias, con palabras dulces, la<br />
intención de lo que pude haber ido insinuándola pleno de esperanza.<br />
Subo. No concibo cómo pude concederle a Lucía el título de consciente virtuosa sin haberla<br />
obligado siquiera al rechazo de la más leve tentación, de la más vaga invitación -nunca<br />
envuelta en mis palabras.<br />
Cruzando ante el fumadero, sólo hallo otro que me gane a «idiota complicado»: <strong>Al</strong>berto,<br />
que juega su partida rodeado de mirones. ¿De qué le sirven sus celos?... Harto ha debido<br />
contar el capitán, para sus noches, con que a un vicioso lo clavan en la silla.<br />
Llego a la cubierta.