Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
88<br />
Asoma aún, más abajo. Vemos su paso de dios grande y borracho de victoria, desde el<br />
dosel al pavés. Se oculta. Los morados terciopelos, ondeados de oro, toman delante<br />
carmíneas traslucencias, purpúreos pliegues, velos de amatista.<br />
Debajo sangre, hoguera, en el alcázar. Ya se ha hundido el sol. El trono se deshace en velos<br />
en rojas pedrerías... -contra el lago de gualdas magias de alga en cuya serena infinitud las<br />
almas heliotropo de vírgenes esclavas se han vuelto cisnes, y el ejército de violáceos<br />
caballeros cárdenas rocas y tritones y monstruos... Suelta guirnalda majestuosa y lúgubre<br />
por encima de la cual es de otra verde diafanidad fantástica el cielo que derrama hacia la<br />
altura sus palores en azul.<br />
Dura poco todo esto. Son breves los asiáticos crepúsculos.<br />
Minutos después no cuelgan del horizonte de ópalo más que los negros crespones.<br />
- XIV -<br />
No soy el hombre de las observaciones -lo es Enrique; pero he observado que Lucía, no<br />
baja al té algunas noches... precisamente estas en que su marido, ciego con el tresillo,<br />
olvídase de subir por ella a la cubierta... ¿Disgusto a tal descortesía..., o es que con el<br />
capitán aprovecha allá arriba la propicia soledad para cambiar acuerdos?<br />
El capitán no viene nunca a estas horas al comedor; desde que anochece, hasta lo menos las<br />
diez, se eclipsa, ocupado en organizar los relevos; y más en las proximidades de tierra.<br />
Debemos llegar mañana a Colombo, bien temprano; hemos cruzado esta tarde junto a las<br />
islas Maldivas; los camareros han quitado las fundas a los divanes, a los muebles; han<br />
colgado en las portadas los terciopelos con las cifras de la Compañía y los visillos nuevos<br />
en las ventanas de la saleta de señoras; han puesto, en fin, al Reus, de puerto.<br />
Tomo el té frente a Pascual, que devora mortadela mientras charla a su lado Aurora con<br />
Enrique. Esto marcha. Ver a la pescadera tan totalmente despreocupada del capitán, me<br />
mortifica... ¡Oh, acaso arriba, ahora mismo conversan también!...<br />
¿Qué me importa? ¿qué deber ni qué derecho tengo para mezclar mis enojos a extraños?...<br />
Extraños; hace diez y nueve días no sabíamos los unos de los otros ni los nombres...; hace<br />
veinte, ni la existencia...