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Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

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25<br />

Se ha hablado del vino de Chipre, de las rosas de <strong>Al</strong>ejandría, en la mesa. Un erudito ha<br />

resucitado el tiempo helénico. Esto es inevitable. La gallarda serenidad del buque ha<br />

devuelto a cada uno sus manías, sus mezquindades, sus vanidades. Gentes humildes, con<br />

traza de no haber comido en fonda jamás, sino por fiesta, y que no vendrían en este lujo de<br />

viaje si no lo pagara el Gobierno, hallan detestables los asados, y las salsas, puestos a no<br />

asombrarse del festín que vienen a ser las comidas. Unos, alrededor nuestro, con el hambre<br />

sana de a bordo, se reservan para cualquier título del francés rimbombante del menú -y<br />

encuéntranse sorprendidos con sesos fritos... Otros, presumiendo de avisados, llenan de una<br />

vez con el tinto macón la batería de copas que tienen por delante: la del agua, la del vino, la<br />

del jerez, la del champaña, la del coñac...<br />

Nosotros, entre tanto, el grupo distinguido nos reímos... con una distinción que oculta un<br />

poco de la misma torpeza vanidosa.<br />

<strong>Al</strong> fin es esta vanidad de distinción lo que nos une, y la escondida fuerza que sigue<br />

deslindando entre rabias y entre envidias las jerarquías que preví al embarcar. No basta<br />

entre el pasaje de primera el común derecho a lo mejor del buque que da el billete: hay que<br />

conquistarse derechos de clase dentro de la clase. Y las delimitaciones son tan fijas,<br />

en pocos días, que igual que a la generalidad sublevaría ver venir a nuestras cámaras y a<br />

nuestra cubierta pasajeros de la popa, enojaría en nuestra pequeña tertulia un intruso.<br />

Han sido los primeros títulos para tal preeminente conquista, los dientes blancos, las uñas<br />

bien pulidas, los trajes bien cortados, las joyas... los brillantes en los dedos de los hombres<br />

y las grandes turquesas orladas de brillantes en las orejas de las damas. Felices los que<br />

desde luego contamos, además, con un uniforme respetable.<br />

<strong>Al</strong>rededor de este núcleo, constituido en aristocracia de a bordo, y que ha quedado como<br />

alto otorgador de la admisión de «nuevos íntimos», se ha ido aumentando la tertulia con<br />

pocas personas más: unas abonadas por la belleza, como Purita y su madre; otras por su<br />

canto, por su música, y aun por una vieja miss de compañía, como una india señorita y su<br />

papá, de netos tipos malayos, europeizados en Francia.<br />

El húsar, tendido en su silla, apenas ya con mareo, mira de soslayo a Pura, que habla con el<br />

teniente de cazadores... joven menudito, simpático, posesor de una pitillera de frac, con<br />

monograma...

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