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Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

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60<br />

- IX -<br />

Todo pasó. Estamos leyendo con la misma indolencia de siesta bochornosa que antes de<br />

morirse nadie y de haber estado a punto de hundirnos con el muerto. La pobre rubia no es<br />

sino una pasajera más que ha tenido la rarísima fortuna de ganar categoría con su desdicha:<br />

tercera preferente -cámara y cubierta de segunda- gracias al capitán. Por las tardes van a<br />

acompañarla algunos ratos Lucía y otras señoras. Acaban departir. Con su pañolillo de luto,<br />

con su humilde compostura, sin el desaliño trágico y las sombras del dolor, su cara no es<br />

tan bella... tiene algo de abultada rudeza campesina. -Sin embargo, con ocasión de su<br />

desgracia, de la peregrinación que hubo al día siguiente hasta su cámara, y ya que mi<br />

intervención y la de Lucía no dejaron que el doctor Roque pudiese averiguar el éxito de su<br />

dinero contra la honradez de la muchacha, el doctor Roque conoció, a la cocota francesa<br />

que trae su amigo y casi compatriota el filipino; y parece que en la noche última ha debido<br />

intervenir la vigilancia de a bordo: el filipino y el doctor llegaron casi al revólver, por no se<br />

sabe bien qué intentos o sorpresas en aquellas apartadas galerías... Madama está castigada a<br />

no salir en ocho días del<br />

camarote.<br />

¡Oh, los amigos!<br />

Cuando se habla de anteanoche, se dice mirando con horror las olas, aún inquietas: la noche<br />

de la tempestad. Abundan los tafetanes por las narices y las frentes, encima de los<br />

chichones. Además, el mar arrancó del barco algunos bocoyes y dos jaulas de gallinas. He<br />

tenido que inclinarme a la evidencia de estos resultados, y sobre todo después de haberle<br />

oído ayer al capitán, en el almuerzo: «Oh, sí, sí, una decente pelea. ¡Hubo sus ratos muy<br />

serios!»...<br />

Vuelvo a leer, dejando recuerdos. Vuelvo a alzar delante de los ojos Las vírgenes de las<br />

rocas. Cerca de mí, tres sillas al medio, ha quedado solamente Pura, dormitando,<br />

bostezando... esperando al relojero...<br />

La novela es de Lucía y está en italiano; las notas en inglés. Pero he realizado dos<br />

descubrimientos: adivino el italiano, sin más que mis recuerdos de la ópera y de las<br />

compañías dramáticas que van desde Roma a Madrid, y he ido además testarudamente

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