Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
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168<br />
«He visto el camarote. Tarda tú un poco en ir. Yo estaré dentro, encerrada. Para no<br />
exponerme a contestar o abrirle a otro, llama con las uñas. Quiero que me encuentres de<br />
mujer, para que hablemos sin que te parezca más la chiquilla. Llevaré ropa de mamá, y la<br />
diadema... como en Chateau Margaux. ¿Te gusté?... Tendré que vestirme dentro: por eso te<br />
digo que tardes..., pero no mucho. Rompe esto.»<br />
Sin mirarla, la observo, la siento: no cesa de beber agua con hielo.<br />
Siento además a Lucía, como si me contemplase grave a intervalos: me ha dirigido la<br />
palabra y he debido contestarla torpe...<br />
Pasa junto al piano el doctor Roque al terminar la comida, con dos botellas, una copa y tres<br />
cucuruchos de papel, anunciando que va a hacer el escamoteo del agua y el vino, y otros<br />
que no le salieron anoche. Hay quien desfila, pero queda, entre muchos, la gente de nuestra<br />
tertulia, invitada con predilección... Unos minutos después, no veo a Sarah. Y yo me<br />
escamoteo también y voy a esperar en la cubierta.<br />
Pésame en seguida, porque dudo si la reunión del comedor la entorpecerá al tener que pasar<br />
ocultando la bata del Chateau Margaux, o si ya la habrá subido esta tarde... En la duda,<br />
aguardo un rato más. Estoy realmente temblando como un ladrón. Nunca he sido hábil para<br />
estos subterfugios..., temo que van a vernos... Y llega don Lacio, renegando del doctor y de<br />
sus juegos y hablándome después de la cuestión del día:<br />
Purita. -Sus bromas tienen la amarga compasión inmensa con que parece cruzar por la vida,<br />
jocoso y resignado..., tienen en esta hora para mí, sobre todo, un filo de acero que me toca<br />
el corazón... Afortunadamente vienen a llamarlo de parte del doctor que quiere que le vea<br />
sus juegos.<br />
-No le invito... ¡Feliz, querido!-me dice. -¡Pídale a Dios que acorte mi tormento!<br />
Va.<br />
¿Es que en las situaciones horribles hay frases con un sentido de adivinación dolorosa o es<br />
que mi angustia se lo encuentra a lo insignificante?... El ruego en broma, me llena de<br />
amargor... Yo puedo, en verdad, librarle de posibles tormentos harto más reales que el del<br />
médico... Mi voluntad parece que va a determinarse al asesinato de una honra de más valía<br />
que la de Sarah..., al frío y aleve asesinato de la honra de un vencido donde yo asestaré la<br />
puñalada final.