Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
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muradas del mar. <strong>Al</strong> subir, barqueros chinos, con sus piraguas cargadas bajo un puente, nos<br />
han ofrecido nácares y caracoles de todas formas, y cajas y lindos armaritos de maque, a<br />
buen mercado... Esto motiva una pequeña detención para que<br />
Charo y Pascual, que todo lo compran, lleven a bordo sus conchas y armaritos.<br />
Cuando llegamos a la población, a pesar de estar cerca, se ha encendido la luz eléctrica. Los<br />
crepúsculos son tan claros como cortos en estas latitudes. Dejamos los coches, con el deseo<br />
de andar. Hemos embocado a Singapoore por el barrio indígena. La calle, tortuosa, está<br />
formada, por tenduchos desastrados en los bajos de las casas estrechas, altísimas, viejas,<br />
sucias -perforadas sin orden por míseras ventanas. Un olor a fiera, a menagérie, llena el<br />
aire. La mayor parte de las tiendas son zapaterías, cordelerías, y muchas familias chinas<br />
comenarroz a las puertas.<br />
Todo le choca a Pura. La bella muchacha es imprudente, con sus risas locas, con sus<br />
entretenimientos y su verdadera falta de educación, que trae asombrada a Aurora.<br />
Primeramente se ha acercado a un grupo de chinos para verlos comer con los palitos,<br />
inclinándoseles materialmente en el hombro, riéndoseles en las narices. Luego se ha<br />
detenido a ver a otros que fuman opio en su largo tubo y su anafrillo de ascuas, tumbados<br />
como cerdos, y nos ha mostrado entre los dedos la coleta de uno, llamándole el Guerra... El<br />
chino, incorporado, la mira fosco, sin atreverse a protestar...<br />
-¡Qué bruta! -me dice al lado Sarah, en su condición de comedida hija de condesa que sabe<br />
tratar a las gentes.<br />
Mas no paran aquí los desafueros de Pura, que ya empiezan a alarmarnos. Bajo un globo<br />
voltaico está adosado a la columna, inmóvil, un policeman vestido de blanco, un gigantesco<br />
nubio como vez y media don Lacio, que es el más alto de nosotros. Todavía aumenta su<br />
estatura una especie de peludo y monumental chacó de medio metro. Atraída Pura por su<br />
talla enorme y por sus rizosas barbas, pónese a decirle a gestos que es guapo, que le gusta...<br />
El nubio, grave con su gravedad britanizada, al principio, sonríela pronto... Y yo estoy<br />
viendo al fin que abraza a la muchacha, despierto, dentro de su uniforme, en africano por<br />
las carantoñas andaluzas... y estoy viendo que mi bravo y minúsculo teniente de Cazadores,<br />
interpuesto al cabo cuando ya el nubio se anima, vuela por los aires sin que le valgan para<br />
el coloso los arrestos con que dejó tamañito al relojero...