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Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo

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hiciesen frente al relojero y Pura, frente a la pescadera y Enrique, frente al comandante y<br />

Charo, ¡esta morena bebé con todo un capitán de Artillería!...<br />

¡Oh!... Y huyendo del ridículo, únicamente quedaría la senda oculta<br />

de lo infame...<br />

¡Pobre Sarah!<br />

-¡Don Andrés!<br />

-¡Ah! Hola.<br />

-¡Digo!... es usted don Andrés Serván... ¡dispense!...<br />

-Yo soy. ¿Qué desea?<br />

Es una camarera que he visto rara vez por las galerías del comedor.<br />

Sonríe y saca una carta.<br />

-Dispense. La señorita Sarah me da esto para usted.<br />

Cojo la carta. El sobre no tiene escrito.<br />

Lo rompo en cuanto veo descender a la camarera por la escala, y leo<br />

-en letra firme, igual, con lápiz:<br />

«Me creería una niña. Me creerá una loca. No me importa; esto último, por usted. No estoy<br />

mala, y estoy tan mala que me ahogo. Sin embargo, creo ahora ¡qué rareza!... que no estoy<br />

tan mala ni tan loca como he estado hasta amanecer el día de hoy. Parece que me alivia el<br />

que usted sepa ya mi mal y mi locura, y al mismo tiempo me da miedo que lo sepa, porque<br />

yo estoy casi convencida de que en estos días que lo ignoraba usted, en que Sarah no era<br />

para usted más que la chiquilla triste y tonta que para todo el mundo, no me he tirado una<br />

noche al mar por rabia de pensar que el barco seguiría sin mí y sin mi recuerdo y sin la pena<br />

y el remordimiento en usted, siquiera, de haber sabido que por usted se ahogaba una<br />

chiquilla rezando como una última oración: te adoro... te adoro... te adoro... ¡y recoge tú el<br />

suspiro de mi alma!...<br />

»Ahora, no me tema. No volverá usted a verme. Le digo que soy casi feliz con sólo haberle<br />

dicho que le adoro. Me estoy mirando a un espejo, y veo que no hay nada en mí que no sea<br />

de usted... pero como usted ya lo sabe, parece que cada pedazo de mi carne y de mi alma<br />

podrán ir muriéndose y dejándole la vida a su alma y a su vida, para siempre, como en un<br />

abrazo. Si le estorba, si le enoja la chiquilla enamorada, no me tema; enferma para el<br />

médico no volveré a salir del camarote; enferma, para usted, de cariño y de vergüenza. Si

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