Trigo_Felipe-Del Frio Al Fuego, Ellas A Bordo
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117<br />
hiciesen frente al relojero y Pura, frente a la pescadera y Enrique, frente al comandante y<br />
Charo, ¡esta morena bebé con todo un capitán de Artillería!...<br />
¡Oh!... Y huyendo del ridículo, únicamente quedaría la senda oculta<br />
de lo infame...<br />
¡Pobre Sarah!<br />
-¡Don Andrés!<br />
-¡Ah! Hola.<br />
-¡Digo!... es usted don Andrés Serván... ¡dispense!...<br />
-Yo soy. ¿Qué desea?<br />
Es una camarera que he visto rara vez por las galerías del comedor.<br />
Sonríe y saca una carta.<br />
-Dispense. La señorita Sarah me da esto para usted.<br />
Cojo la carta. El sobre no tiene escrito.<br />
Lo rompo en cuanto veo descender a la camarera por la escala, y leo<br />
-en letra firme, igual, con lápiz:<br />
«Me creería una niña. Me creerá una loca. No me importa; esto último, por usted. No estoy<br />
mala, y estoy tan mala que me ahogo. Sin embargo, creo ahora ¡qué rareza!... que no estoy<br />
tan mala ni tan loca como he estado hasta amanecer el día de hoy. Parece que me alivia el<br />
que usted sepa ya mi mal y mi locura, y al mismo tiempo me da miedo que lo sepa, porque<br />
yo estoy casi convencida de que en estos días que lo ignoraba usted, en que Sarah no era<br />
para usted más que la chiquilla triste y tonta que para todo el mundo, no me he tirado una<br />
noche al mar por rabia de pensar que el barco seguiría sin mí y sin mi recuerdo y sin la pena<br />
y el remordimiento en usted, siquiera, de haber sabido que por usted se ahogaba una<br />
chiquilla rezando como una última oración: te adoro... te adoro... te adoro... ¡y recoge tú el<br />
suspiro de mi alma!...<br />
»Ahora, no me tema. No volverá usted a verme. Le digo que soy casi feliz con sólo haberle<br />
dicho que le adoro. Me estoy mirando a un espejo, y veo que no hay nada en mí que no sea<br />
de usted... pero como usted ya lo sabe, parece que cada pedazo de mi carne y de mi alma<br />
podrán ir muriéndose y dejándole la vida a su alma y a su vida, para siempre, como en un<br />
abrazo. Si le estorba, si le enoja la chiquilla enamorada, no me tema; enferma para el<br />
médico no volveré a salir del camarote; enferma, para usted, de cariño y de vergüenza. Si