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San Francisco - Arqueología Ecuatoriana

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60 SAN FRANCISCO UNA HISTORIA PARA EL FUTURO<br />

Pero, igualmente, la compleja red de dependencias que se organizó a su interior recreó<br />

un microcosmos propio y autosuficiente, similar al de los monasterios medievales.<br />

Como en estos, en <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong>, a más de las dependencias básicas, tenemos las dedicadas<br />

a salud, educación, oficios, huerta e inclusive una cárcel (para mantener la estricta<br />

disciplina conventual); la cocina, la enfermería y la botica funcionaban en el Claustro de<br />

Servicios.<br />

El eficaz sistema de suministro de agua con que contaba —que, de acuerdo a la misma<br />

tradición medieval, consistió en un canal que, en este caso, desde una de las vertientes<br />

del Pichincha, Las Llagas, conducía el agua hasta las pilas en los patios de los Claustros<br />

Principal y de Servicios—, fue aprovechado, a la vez, para la distribución del líquido elemento<br />

a una buena parte de la ciudad.<br />

Por lo señalado, se puede afirmar que el esquema arquitectónico de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong> se<br />

arregló conforme a los principios de organización espacial de los monasterios medievales,<br />

en donde los espacios públicos tuvieron enorme importancia.<br />

En este sentido, el Atrio 41 merece especial atención, más allá del justo interés estético<br />

que ha despertado entre los historiadores del arte. En él se ha detectado la presencia de<br />

una estructura espacial típica del siglo XVI, se trata de una capilla abierta e integrada a<br />

éste, que funcionaba como nave al aire libre y de forma provisional, y servía para que el<br />

altar y el oficiante estén protegidos mientras los feligreses permanecían en el exterior.<br />

Pero en el Atrio de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong> no solo se llevó a cabo la enseñanza de la doctrina<br />

cristiana, la predicación, la administración de sacramentos, sino, además, procesiones,<br />

rituales y liturgias que incluían la danza y la representación teatral.<br />

A todo ello, hay que añadir el hecho de que el Atrio sirvió también de cementerio<br />

para indígenas, cuyos cuerpos, en algunos casos, eran traídos de las comarcas cercanas a<br />

la ciudad de Quito a ser enterrados allí.<br />

Cuando el Convento de Quito dejó de servir de «cabecera de doctrina», a propósito<br />

de la política reguladora de fray Pedro de la Peña tendiente a reforzar la organización<br />

eclesiástica de la Audiencia de Quito, las áreas conventuales al servicio de los indígenas se<br />

destinaron, paulatinamente, a otras funciones o se dieron en uso a otros sectores sociales,<br />

con los cuales la Orden se vio precisada a establecer nuevas alianzas de poder, justamente<br />

en un momento en el que el liderazgo de los españoles se impuso sobre el resto de sectores<br />

de la sociedad colonial. 42<br />

En definitiva, para mediados del siglo XVII se tiene, por un lado, que el Colegio <strong>San</strong><br />

Andrés, cuya capilla ya se había dado antes a la Cofradía de la Veracruz de Españoles 43 , se<br />

transformó definitivamente en el Colegio de <strong>San</strong> Buenaventura (1655) para la enseñanza<br />

41) Este gran espacio abierto, rectangular, de 95 metros de largo por 12 de ancho, se desplaza a lo largo del conjunto<br />

conventual sobre una plataforma de 14 metros de altura. Tiene un pretil o pasamano que se interrumpe en el centro<br />

en donde está la escalera cóncava-convexa, copia de un diseño de Bramante recogido y publicado por Serlio,<br />

que sirve para acceder a él desde la enorme plaza franciscana.<br />

42) Frank Salomón, Crisis y transformación..., Ibíd.<br />

43) No sabemos exactamente cuándo. En todo caso en 1640 el Colegio <strong>San</strong> Andrés ya había dejado de funcionar, de<br />

allí que el mismo fray Fernando de Cozar en su Descripción de la iglesia... se refiere a este espacio conventual al<br />

describir el Atrio.

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