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San Francisco - Arqueología Ecuatoriana

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UNA HISTORIA PARA EL FUTURO SAN FRANCISCO 81<br />

Desacralización del Atrio<br />

Como se mencionó, el Atrio tenía una doble connotación. Por un lado, era el espacio que<br />

unía la vida conventual con la terrena y, por otro, se convirtió desde su edificación en un<br />

campo santo destinado al entierro de personas, particularmente indígenas.<br />

Cumpliendo esta función, a este espacio se le denominaba como «ciminterio» y bajo<br />

este nombre lo describe, en 1647, fray Fernando de Cosar de la siguiente forma: «Todo el<br />

labrado de cantería cuatro varas de alto: en este ciminterio están tres escaleras de piedra<br />

repartidas por su orden juntamente» 97 .<br />

En principio, esta descripción parece corresponder a lo que actualmente se observa.<br />

Sin embargo, si se toma la frase textual «tres escaleras repartidas en su orden juntamente»,<br />

se podría suponer que el Atrio estuvo cerrado por su lado norte y sur; que el acceso se lo<br />

hacía solo a través de la plaza, por medio de tres escaleras que pudieron haber estado distribuidas<br />

de dos formas:<br />

1. Una central en el eje de la iglesia y destinada a ella; la segunda que daría acceso a<br />

las capillas de la Veracruz de los españoles y de los indígenas y la tercera en dirección a la<br />

portería del Convento.<br />

2. O en su defecto, teniendo como eje una escalera principal, al lado derecho e izquierdo,<br />

de forma inmediata se ubicarían las dos restantes.<br />

Hasta el año 1646, el espacio edificado por los franciscanos, en el sector norte, terminaba<br />

en el primer Claustro. La construcción del Segundo Claustro, en 1649, conllevó la<br />

búsqueda de una solución de adaptación del Atrio a estos nuevos espacios.<br />

Entre el Atrio y el Segundo Claustro existe una diferencia de nivel bastante considerable,<br />

que fue cubierta con la ejecución del graderío. Solución arquitectónica que, además<br />

de guardar armonía y consonancia con el estilo primitivo del Atrio, permitió marcar hacia<br />

el exterior la propiedad de los frailes sobre todas sus edificaciones.<br />

Es difícil precisar la fecha exacta de las modificaciones que sufrió este espacio. Consideramos<br />

que estos trabajos debieron ejecutarse entre los años 1650 y 1680. En 1698 el Atrio<br />

se vio sujeto a una nueva remodelación. En este año se levantaron las tiendas o covachas<br />

del pretil franciscano. Para este trabajo el Convento contó con la asistencia arquitectónica<br />

de José de la Cruz Moreno, quien ocupó el puesto de Alarife de la ciudad entre los años<br />

1690-1692.<br />

La edificación de la bóveda del pretil, con la consecuente apertura de las tiendas,<br />

imprimió un cambio no solo arquitectónico sino también de uso. La actividad comercial<br />

o mercantil —consecuentemente de lucro— que llevó a estas modificaciones, reemplazó<br />

a la tradicional ofrecida por los frailes de servicio a los indígenas, que lograron encontrar<br />

en este espacio un sitio «sacro» para sus muertos. Este hecho se convierte en la evidencia<br />

material de un cambio fundamental en la Orden.<br />

97) Fray Fernando de Cosar, Relación, copia y descripción de esta Provincia de Quito, 1647, p. 14.

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