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San Francisco - Arqueología Ecuatoriana

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68 SAN FRANCISCO UNA HISTORIA PARA EL FUTURO<br />

constituyeron en Quito, al igual que en otras ciudades americanas, las dos vías más importantes<br />

de transmisión de conocimientos arquitectónicos y que le dieron a esta manifestación<br />

artística un carácter profesional. Así, desde 1550 hasta mediados del siglo XVII<br />

encontramos vinculados a los grandes proyectos religiosos a hábiles maestros europeos,<br />

que desde allí difundieron sus conocimientos 55 ; principalmente, a los mismos religiosos<br />

que, como en el caso de fray Antonio Rodríguez, van a cumplir un papel protagónico en la<br />

evolución arquitectónica de Quito, de la segunda mitad del siglo XVII.<br />

Así, en el caso de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong>, la administración y dirección de la obra dependió<br />

de los mismos religiosos, escogidos entre los más hábiles o con conocimientos arquitectónicos.<br />

Entonces, si al principio el mérito de su diseño le correspondió a un arquitecto<br />

español, las transformaciones y añadidos posteriores estuvieron a cargo de diestros maestros<br />

arquitectos franciscanos. De los que se conocen hasta mediados del siglo XVII, fray<br />

<strong>Francisco</strong> Benítez que, en 1627, se le calificaba como «maestro de arquitectura en todo<br />

género de obras» 56 , y el mismo fray Antonio Rodríguez que, con otros, fue una importante<br />

pieza de administración arquitectónica de la ciudad, en especial para la segunda mitad<br />

del siglo XVII.<br />

La mano de obra indígena<br />

La enorme empresa constructiva iniciada en Quito requirió una ingente cantidad de mano<br />

de obra indígena que fue enrolada a la construcción, principalmente por medio de dos<br />

instituciones: la encomienda y la mita.<br />

La encomienda responsabilizó al encomendero la instrucción religiosa de un cierto<br />

número de indígenas a él señalado, a cambio de lo cual estos se obligaban con aquel al<br />

pago de una determinada cantidad de tributos, ya sea en dinero o especie, y a la prestación<br />

de su fuerza de trabajo para el laboreo en el campo, la construcción de casas y otros. Pero,<br />

por los enormes abusos de los encomenderos, se empezó a prohibir el servicio personal<br />

como forma de pago de tributos.<br />

A partir de entonces, paulatinamente, la mita sustituyó a la encomienda, convirtiéndose<br />

en una eficaz forma de obtención de mano de obra indígena. La mita «debe ser entendida<br />

como la obligación que tenían las comunidades indígenas de facilitar mano de<br />

obra en forma rotativa, para la realización de trabajos en las minas, en las tareas agrícolas,<br />

en las obras públicas y en servicios de carácter personal, a cambio de un salario» 57 .<br />

En el distrito de Quito, un quinto de los indios de cada pueblo estaba obligado a acudir<br />

a la ciudad a prestar sus servicios en algunas de las tareas enumeradas. Las órdenes<br />

55) A propósito del arquitecto Marcos de Guerra, el padre Pedro Mercado manifestaba que «con ocasión de hacer<br />

las obras de nuestro colegio enseñó a otros y de su enseñanza salieron grandes oficiales, con que se le deben al<br />

hermano Marcos, no solo los edificios que él fabricó a gloria de Dios, sino también los que han edificando sus<br />

discípulos». Pedro Mercado, Historia de la Provincia..., Tomo 4, p. 108, en Arte ecuatoriano, Volumen 2, España,<br />

Salvat Editores <strong>Ecuatoriana</strong>, 1985.<br />

56) AGI/Colección Vacas Galindo, 4ta Serie, vol. 7, pp.292-307, en Arte Ecuatoriano, op. cit.., p. 62.<br />

57) Nicanor Jácome, «Economía y sociedad en el siglo XVII», en Nueva Historia del Ecuador, Época colonial I, Volumen<br />

3, Quito, Corporación Editora Nacional/Editorial Grijalvo <strong>Ecuatoriana</strong>, 1989, p. 156.

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