San Francisco - ArqueologÃa Ecuatoriana
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90 SAN FRANCISCO UNA HISTORIA PARA EL FUTURO<br />
condiciones adecuadas para la restauración de los espacios conventuales.<br />
Con el fin de poder solventar los enormes gastos que su intervención requería, los<br />
franciscanos acudieron a diversos mecanismos de financiamiento, siendo la tradicional<br />
limosna y la ayuda gubernamental importantes fuentes de ingreso 126 . Sin embargo, en ocasiones<br />
se vieron precisados a vender parte de las joyas de la comunidad, convirtiéndose en<br />
una forma más de obtención de recursos para la restauración del Convento.<br />
La atención principal se concentró en reparar los enormes daños ocasionados por<br />
el terremoto de 1868. Con este propósito fueron rehechas, en primer lugar, las cubiertas y<br />
muros. Posteriormente, se intervino en otras áreas, fundamentalmente en rehacer o restaurar<br />
altares, pinturas y esculturas.<br />
Lastimosamente, no se puede precisar con más detalle el desarrollo de los trabajos<br />
de reconstrucción de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong>, a pesar de que en los libros de cuentas se anotan,<br />
pormenorizadamente, los montos que se invirtieron en su reparación y la mano de obra<br />
contratada, no se ofrecen detalles acerca del concepto de las obras. La restauración total<br />
demoró aproximadamente veinte años, es decir hasta 1892, cuando se terminaron de levantar<br />
nuevamente las torres.<br />
Al igual que en la primera etapa de este período, en ésta existe una propensión a aplicar<br />
las mismas técnicas constructivas de herencia colonial. Este hecho indudablemente<br />
favoreció la conservación, en términos generales, de los rasgos arquitectónicos primigenios<br />
de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong>.<br />
La mano de obra<br />
La restauración de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong> supuso la contratación de un ingente número de operarios,<br />
bajo la dirección de un sobrestante encargado de controlar los trabajos de albañilería.<br />
Sin embargo, toda la supervisión de la obra estuvo a cargo de un maestro mayor que, como<br />
en la época colonial, fue un franciscano con ciertos conocimientos de arquitectura.<br />
Se citan los nombres de dos maestros que se destacaron con su obra durante este período:<br />
el maestro mayor fray <strong>Francisco</strong> Javier Villanova, religioso catalán, fallecido en 1885<br />
y que, de acuerdo al padre Comte, fue el encargado de dirigir «la casi total reedificación»<br />
de los dos conventos franciscanos de la capital 127 .<br />
Y de entre los artesanos, aunque no vinculado directamente a los oficios de la construcción,<br />
debe ser mencionado el fundidor de campanas Rafael Paredes, que rehizo dos o<br />
de acompañar a V.R. en copia autorizada, el auto que ha pronunciado en la visita del conventillo de <strong>San</strong> Fco. de<br />
Quito. Su Paternidad se hará cargo por este auto del estado de atraso en que se halla el conventillo, y de la necesidad<br />
que hay de tomar medidas prontas y oportunas, si se quiere que esta casa no se arruine moral no físicamente<br />
hablando». AGOFE/6-6 Carta del Obispo de Cuenca al Provincial de <strong>San</strong> <strong>Francisco</strong>, Cuenta, 12 de marzo de 1862,<br />
f. [212].<br />
126) En 1874 el gobierno se comprometió a entregar a la orden la suma de 20 000 pesos para los reparos del Convento.<br />
Este dinero fue entregado en cuotas sucesivas y puede ser considerado como una forma de indemnización, para<br />
compensar a los franciscanos por la calera de Nono, la cuadra de Cotocollao, otros terrenos frente a la misma y<br />
el Tejar que se habían visto obligados a entregar al Seminario de la Arquidiósesis cuando, a cambio, renunció a<br />
establecerse en el Convento Máximo. Benjamín Gento <strong>San</strong>z, Historia de la obra...., pp. 273-274.<br />
127) Fray Benjamín Gento <strong>San</strong>z, op. cit., p. 284.