San Francisco - ArqueologÃa Ecuatoriana
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UNA HISTORIA PARA EL FUTURO SAN FRANCISCO 77<br />
Los aportes de las Reales Cajas de Quito a los franciscanos no solo se destinaron a<br />
las obras arquitectónicas o a la ornamentación, sino también para vino, aceite, medicinas<br />
y pago de estipendios de algunas doctrinas. Estas ayudas se justificaron por ser éste un<br />
período de transición, dado que en un principio los frailes no contaron con suficientes<br />
medios para emprender obras constructivas. Hasta mediados del siglo XVII, se continuó<br />
entregando limosna de vino y cera a los Mendicantes de Quito.<br />
Economía de la Orden<br />
Cada orden religiosa, como el clero secular, tuvo formas comunes y singulares para obtener<br />
sus recursos económicos. Para el clero secular, el diezmo se constituyó en uno de los<br />
fundamentos de su riqueza.<br />
Para los mercedarios, agustinos y jesuitas, la producción textil fue dominante en la<br />
economía de la Audiencia, de la cual estos religiosos fueron partícipes. Tenían obrajes,<br />
batanes y chorrillo que, junto con la adquisición de tierras, fueron las fuentes principales<br />
de su bonanza.<br />
Para la Orden Seráfica, si no le era permitido acceder a los bienes terrenales, ¿de dónde<br />
provenían sus recursos? ¿Cuáles fueron los determinantes ideológicos, sociales y políticos<br />
que hicieron posible que los franciscanos se convirtiesen en los depositarios de Dios<br />
sobre la tierra de tanta riqueza?<br />
Estos interrogantes solo pueden ser resueltos partiendo de un análisis minucioso de<br />
la economía de la Provincia y del Convento, porque el Convento de <strong>San</strong> Pablo de Quito<br />
cumplió una doble función. Por un lado, era Guardianía; por otro, era la Casa principal<br />
de toda la Provincia franciscana de Quito, en donde residía el Provincial y todo el cuerpo<br />
definitorial que gobernaba los destinos de los frailes.<br />
El Síndico, un civil, era el encargado de llevar las cuentas, de manejar el dinero y de<br />
todos los negocios de la Orden; ya que, por su calidad, los religiosos no podían tener tratos<br />
de ninguna índole, éste se convirtió en el administrador civil de los bienes terrenales de la<br />
comunidad franciscana.<br />
Cajas de Provincia<br />
El ingreso fundamental que percibió la Provincia procedió de los estipendios recaudados<br />
del tributo obligatorio y oneroso que los indígenas pagaban al encomendero y a la corona.<br />
El Síndico particular o de doctrina suministraba la cantidad de dinero fijada para cubrir<br />
las necesidades del doctrinero. El sobrante de éste, de las obvenciones y otros efectos sería<br />
transferido al Síndico de Provincia.<br />
A las cajas de Provincia ingresaban también los salarios recogidos por administración<br />
de sacramentos a los indios forasteros, entendiéndose por estos a todos aquellos que no<br />
fueran naturales del pueblo donde residían. Además de estos ingresos fijos y ordinarios<br />
(estipendios, salarios y derramas), entraban otros extraordinarios como los expolios de los<br />
religiosos difuntos y donaciones.