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Capítulo I<br />
Antecedentes y evolución<br />
doctrinal de la figura <strong>del</strong> Dolo<br />
1. Antecedentes<br />
El término <strong>dolo</strong> –que en su sentido etimológico, derivado<br />
<strong>del</strong> griego, significa engaño- ha tenido muchas acepciones,<br />
y se han empleado otras voces con valor de sinónimo.<br />
El propio PASSERINUS añade que la expresión <strong>dolo</strong><br />
se usa a menudo como sinónima de estas otras: venenum,<br />
ingenium, odium, astutia, simulatio, fraus, fallacia, malitia,<br />
sors. 7 Originariamente pues, <strong>dolo</strong> significa artificio,<br />
fraude, porque luego hemos de insistir sobre ese punto.<br />
La noción de <strong>dolo</strong> se remonta al Derecho Romano tardío,<br />
como se desprende <strong>del</strong> rescripto <strong>del</strong> emperador Adriano,<br />
In maleficiis voluntas spectatur, non exitus. Aunque<br />
inicialmente en el Derecho privado romano dolus significaba<br />
engaño, artificio o maquinación, pronto se utilizó<br />
en referencia a los <strong>del</strong>itos como equivalente a mala voluntad<br />
o ánimo de hacer algo malo, ilícito; desde entonces<br />
se hacía la diferencia entre dolus bonus y dolus malus<br />
y se exigía el <strong>dolo</strong> o la culpa para considerar culpable<br />
al sujeto, requisito que desaparece con la influencia<br />
canónica religiosa, a partir de la cual por culpabilidad<br />
ha de entenderse no sólo el dolus y la culpa <strong>del</strong> Derecho<br />
Romano, sino que, por ejemplo, el homicidio ha de considerarse<br />
también cometido con culpabilidad si el autor<br />
mata, aún por simple caso fortuito cuando se disponía a<br />
7. Citado por JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, 1963, pág. 305<br />
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