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DAYLIS URIARTE QUESADA<br />
tados. Por eso incluso los partidarios de la voluntad no<br />
pueden prescindir de la previsión y los defensores de la<br />
teoría de la representación tienen que contar con el elemento<br />
voluntario.<br />
Los positivistas pretenden haber dado un paso más<br />
en el concepto evolutivo <strong>del</strong> <strong>dolo</strong> y nos hablan de que la<br />
mera voluntad no es bastante para caracterizarla, siendo<br />
preciso contemplar la intención y el fin.<br />
Pero bien mirada, la revolucionaria doctrina se mueve<br />
dentro <strong>del</strong> ámbito de la teoría de la voluntad, sin profundizar<br />
en la representación, lo que es causa de las incorrectas<br />
nociones que los positivistas tienen de ciertas<br />
formas <strong>dolo</strong>sas, en particular <strong>del</strong> <strong>dolo</strong> eventual.<br />
En el contexto de su evolución y sin el propósito de<br />
anticipar una definición <strong>del</strong> <strong>dolo</strong>, que luego se brindará,<br />
sino con el único fin de concretar el resultado de las gradaciones<br />
expuestas, parece posible afirmar que el <strong>dolo</strong><br />
era considerado la voluntad concientemente dirigida a<br />
la realización de un acto típicamente antijurídico (intención<br />
injusta).<br />
El <strong>dolo</strong> en el Derecho germánico y el canónico<br />
En el antiguo Derecho germánico se comete <strong>del</strong>ito por la<br />
producción antijurídica de un mal. La responsabilidad<br />
es, por ende, responsabilidad por el resultado, responsabilidad<br />
meramente causal.<br />
En los tiempos francos el factor intencional gana terreno<br />
sucesivamente en la apreciación de los <strong>del</strong>itos. 14 Sin<br />
embargo, en los crímenes más graves, sigue imperando<br />
el viejo principio causal de que “el acto mataba al hom-<br />
14. BRUNNER, Historia, 1936, Pág. 78<br />
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