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fueron numerosas y detalladas. La información estaba allí, pero no había la voluntad<br />
de creer en ella. Stalin contaba con los servicios de dos eficientes agencias de<br />
inteligencia: el departamento exterior del aparato de seguridad interna (NKVD) y el<br />
departamento de operaciones extranjeras del Estado Mayor (GRU), es decir, la<br />
inteligencia militar. La información obtenida por estas agencias pasaba a manos del<br />
poderoso Departamento Central de Información, bajo el control directo del Buró<br />
Político, y más específicamente al secretariado secreto directamente sometido a<br />
Stalin. La vertiente de información suministrada por estas fuentes era presentada a<br />
Stalin por hombres como Beria y Golikov, jefe del GRU. Hoy en día, ya no quedan<br />
dudas acerca de la abundancia de los avisos recogidos por las agencias de<br />
inteligencia soviéticas sobre el inminente ataque alemán. El problema estuvo en que<br />
ni Stalin quería creer en las advertencias ni los hombres encargados de<br />
transmitírselas querían decirle lo que no deseaba oír. El terror stalinista funcionó<br />
para cerrar los canales de información o para distorsionarla.<br />
En sus Memorias, el almirante Kuznetsov relata una conversación sostenida<br />
en Febrero de 1941 con Zhdanov, miembro del Buró Político y uno de los dirigentes<br />
más cercanos a Stalin. Es interesante reproducirla, ya que muy probablemente las<br />
opiniones manifestadas en esa ocasión por Zhdanov constituían el reflejo de lo que<br />
Stalin mismo pensaba. Kuznetsov pregunto a Zhdanov si éste consideraba las<br />
actividades alemanas en la frontera soviética como preparativos de guerra, y<br />
Zhdanov «sostuvo que Alemania no estaba en posición de hacer una guerra en dos<br />
frentes. El interpretaba las violaciones del espacio aéreo soviético por parte de los<br />
alemanes y la concentración de fuerzas en la frontera como medidas de precaución<br />
tomadas por Hitler con el objetivo de ejercer presión sicológica sobre el liderazgo<br />
soviético, nada más» 41 . Para Zhdanov, las lecciones de la Primera Guerra Mundial<br />
mostraban que Alemania no podía ganar una guerra en dos frentes, y también que<br />
Hitler no cometería el error de lanzarse contra la URSS sin haber sometido a Gran<br />
Bretaña.<br />
Fueron muchos los mensajes transmitidos a los servicios de inteligencia<br />
soviéticos sobre la inminencia de la ofensiva alemana. Barton Whaley, en su libro<br />
Código: Barbarroja, enumera decenas de reportes enviados por muy diversos<br />
canales y recogidos por agentes en varias partes del mundo 42 . Stalin tenía sus<br />
razones para descartar los mensajes provenientes de los servicios de inteligencia<br />
británicos y norteamericanos, ya que opinaba que los occidentales sólo buscaban<br />
mezclarlo en una guerra con los nazis. Pero hubo otras advertencias, de fuentes<br />
insospechables. Valentín Berezhkov, Primer Secretario de la embajada soviética en<br />
Berlín a principios de 1941 relata en sus Memorias que en Marzo de ese año habían<br />
comenzado a intensificarse los rumores sobre un próximo ataque alemán contra la<br />
URSS.<br />
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41. Ibid., p. 668.<br />
42.Véase Barton Whaley: Codeword Barbarossa, M.I.T. Press, Cambridge, 1973.<br />
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