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En palabras de Deutscher: «Ningún estudioso de estos asuntos puede pasar por alto<br />
el enorme contraste entre la falta de entendimiento e imaginación que Stalin,<br />
teniendo bajo su mando todos los recursos de información e inteligencia de un gran<br />
poder y una vasta organización internacional, desplegó en este momento crucial y la<br />
agudeza y sentido de responsabilidad con los cuales Trotsky, desde su solitario exilio<br />
en la isla de Prinkipo, reaccionó ante la crisis alemana. ... Trotsky siguió paso a paso<br />
el desarrollo del movimiento nazi, predijo anticipadamente cada una de sus fases y<br />
trató en vano de alentar a la izquierda alemana, a la Internacional y al gobierno<br />
soviético sobre la furia destructiva que estaba a punto de caer sobre sus cabezas» 24 .<br />
No cabe duda de que Trotsky cometió serios errores políticos en su<br />
confrontación con Stalin, y en este capítulo se han tratado de señalar algunas de las<br />
causas de su fracaso; pero en lo que respecta al análisis del fascismo, a la<br />
responsabilidad con que Trotsky asumió la tarea de advertir a la clase obrera y los<br />
sectores progresistas europeos sobre la amenaza que se perfilaba en el horizonte,<br />
Trotsky logró elevarse por encima de todos sus adversarios, en un acto pleno de<br />
coraje personal. Trotsky no tenía dudas de que Hitler y los nazis en el poder<br />
significaban la destrucción total de la izquierda y el movimiento obrero alemán, tanto<br />
del «reformista» (social-demócrata) como del comunista. Por lo tanto, argumentaba,<br />
era necesario unir esfuerzos para cerrarle el camino y eliminarlo antes de que fuese<br />
demasiado tarde. Para Trotsky era simplemente una locura negar la diferencia entre<br />
la «democracia burguesa» y el fascismo, calificándolos a ambos como simples<br />
«formas diferentes de la opresión capitalista». Decir que «en última instancia no hay<br />
diferencia entre los social-demócratas y los fascistas» era, afirmaba Trotsky, lo<br />
mismo que decir que «no hay diferencia entre un enemigo que engaña y traiciona a<br />
los trabajadores y un enemigo que simplemente quiere matarlos» 25 . En una<br />
democracia parlamentaria era posible la transacción y negociación social, así como<br />
el mantenimiento de organizaciones autónomas de la clase obrera, sindicatos,<br />
asociaciones, partidos políticos con una prensa libre y con amplia libertad de acción.<br />
El fascismo significaba el fin de todo esto, el cese de la negociación entre las clases<br />
y grupos sociales, y la liquidación de cualquier forma de poder autónomo de la clase<br />
obrera. El enemigo número uno eran Hitler y los nazis, y era criminal por parte de los<br />
dirigentes de la Internacional y el partido alemán seguir la línea stalinista que dividía<br />
a comunistas de social-demócratas, debilitando así el movimiento obrero y abriendo<br />
al fascismo la vía de la victoria: «Uno de los momentos decisivos de la historia se<br />
avecina —escribía Trotsky en 1931—... Que los ciegos y los cobardes se nieguen a<br />
reconocer esto. Que los calumniadores y periodistas a sueldo nos acusen de estar<br />
aliados con la contrarrevolución... Nada debe ocultarse, nade debe<br />
empequeñecerse... ¡Obreros comunistas! Vosotros sois centenares de miles,<br />
vosotros sois millones... Si el fascismo llega al poder pasará como un tanque<br />
terrorífico sobre vuestros cráneos...<br />
____________________________________________________________________<br />
24. I. Deutscher: Stalin, ob. cit., p. 402.<br />
25. León Trotsky: The Struggle against Fascism in Germany, Penguin, Harmondsworth, 1975, p. 56.<br />
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