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ser atribuidas a la ignorancia de las reglas del juego por parte de Hitler y a su placer<br />
en tomar decisiones... Su audacia, unida a la superioridad militar constituyó la base<br />
de sus primeros éxitos; pero tan pronto comenzaron los fracasos, él también empezó<br />
a hundirse... su ignorancia de las reglas del juego se reveló como una forma de<br />
incompetencia y sus defectos dejaron de ser ventajosos. A medida que se<br />
acrecentaban sus fracasos, también aumentaba su incurable amateurismo; las<br />
peculiaridades que antes le habían favorecido, ahora aceleraron su caída» 41 . El<br />
Mariscal Eric Von Manstein comparte con Speer la opinión de que «lo que faltaba a<br />
Hitler era simplemente habilidad militar basada en la experiencia, algo para lo cual su<br />
"intuición" no era un sustituto adecuado» 42 ; Hitler desconfiaba de sus generales y<br />
desconfiaba de sí mismo desde el momento en que los planes militares dejaban la<br />
mesa de trabajo para ser ejecutados sobre el terreno. Mientras se encontraba<br />
tomando la ofensiva, y si todo marchaba bien en sus campañas de corta duración,<br />
Hitler lograba superar su nerviosismo y su impaciencia; pero, apenas surgían<br />
dificultades, Hitler revelaba esa faceta de su personalidad de jefe militar que ha sido<br />
admirablemente resumida por Guderian: «Hitler esbozaba sus planes con gran<br />
audacia... pero cuando en el proceso de ejecución de esos planes se enfrentaba a la<br />
primera dificultad —contrariamente a la tenacidad que caracterizaba su<br />
comportamiento ante crisis políticas— Hitler se debilitaba, quizás porque se daba<br />
cuenta instintivamente de sus fallas en el campo de la ciencia militar» 43 .<br />
Existe un acuerdo bastante generalizado, entre los autores que han discutido<br />
el papel de Hitler como jefe militar, en cuanto a que el líder nazi fue en buena medida<br />
responsable tanto de las victorias obtenidas por Alemania en la primera parte de la<br />
guerra (hasta el invierno de 1941-42), así como de las derrotas experimentadas en<br />
las etapas siguientes del conflicto. Es difícil, no obstante, extraer de toda la carrera<br />
militar de Hitler un juicio tajante y decisivo como el que hace, por ejemplo, Speer en<br />
su Diario: «ciertamente, como quedó demostrado en la segunda parte de la guerra,<br />
Hitler no era un gran jefe militar» 44 . El «record» de Hitler en este sentido es<br />
complejo, lleno de altibajos, y de ninguna manera queda aclarado por una<br />
apreciación sumaria como la de Speer. Previamente se ha visto que en lo referente a<br />
la concepción estratégica, la «Blitzkrieg» era un instrumento que se adaptaba muy<br />
eficazmente al proyecto político de Hitler. Guderian y sus tanques le proporcionaron<br />
a su vez la herramienta táctica que hizo posible crear todo un nuevo estilo de guerra<br />
el cual produjo asombrosas victorias en los primeros años del conflicto. Hitler<br />
transfirió al campo militar la astucia, sentido de la oportunidad y de la sorpresa que<br />
tanto éxito le habían dado en el terreno político, y si bien no fue el personalmente<br />
quien inventó las tácticas de la «Bliezkrieg»,su participación en el desarrollo práctico<br />
de las mismas fue decisiva, así como su integración dentro de un concepto<br />
estratégico global.<br />
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41. Albert Speer: Inside the Third..., ob. cit., p. 321.<br />
42. Mariscal de Campo Eric Von Manstein: Lost Victories, Methuen, London, 1958, p. 275.<br />
43. General Heinz Guderian: ob. cit., p. 439.<br />
44. Albert Speer: Spandau..., ob. cit., p. 205.<br />
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