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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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A fines de Enero de 1941, cuando Hitler pronunció su discurso anual en<br />

conmemoración de su ascenso al poder, el público alemán notó que Hitler había<br />

omitido cualquier referencia a las relaciones con la URSS (contra la cual se<br />

adelantaban en secreto masivos preparativos de ataque). A partir de esa fecha y<br />

hasta el comienzo de la invasión, los reportes de la policía contenían numerosas<br />

observaciones acerca del temor y la ansiedad popular ante cualquier perspectiva de<br />

una mayor extensión de la guerra. Esto lo sabían los jefes nazis, quienes estaban<br />

decididos a continuar produciendo tanto armamentos como bienes de consumo y a<br />

evitar una guerra larga. Hitler iba todavía más lejos, ya que no solamente quería que<br />

los alemanes tuviesen «pan», sino también «circo»: en el invierno de 1939-40<br />

prosiguieron las labores de construcción del gran estadio olímpico de Garmisch,<br />

Bavaria, y en el verano de 1940 Hitler continuaba insistiendo en que los grandiosos<br />

proyectos de construcción de su arquitecto Speer para Berlín y Nuremberg siguiesen<br />

adelante, a pesar de que consumían enormes cantidades de materiales estratégicos<br />

necesarios para el esfuerzo de guerra 35 .<br />

En cuanto a la segunda sugerencia de Thomas sobre introducción de un<br />

sistema nacional de prioridades de distribución de recursos, Hitler rehusaba operar<br />

una estructura coordinada de planeamiento militar, o conectar el sector militar al<br />

sector civil a través de la maquinaria administrativa. Hitler trabajaba basado en el<br />

principio de «divide y reinarás», y la dirección de la economía de guerra alemana<br />

había sido puesta en manos de diversas organizaciones y cuerpos administrativos<br />

que competían entre sí. La reorganización de la economía para la «guerra total»<br />

implicaba el abandono de esas prácticas administrativas cuya descentralización<br />

permitía de hecho un mayor control por parte de Hitler y el partido. La economía de<br />

«Blitzkrieg» no imponía tales requerimientos de organización, y podía ser fácilmente<br />

operada dentro del marco de los métodos administrativos nazis.<br />

Además de los motivos ya citados, Hitler tenía otras razones, aun de mayor<br />

peso, para oponerse a los argumentos de Thomas sobre la necesidad de «armarse<br />

en profundidad». El programa político de Hitler tenía metas fijas y claramente<br />

determinadas, pero desde el punto de vista táctico, en cuanto a los medios de<br />

acción, Hitler buscaba un máximo de flexibilidad: sus enemigos iban a ser aislados y<br />

atacados sucesivamente, pero su lugar dentro de esa secuencia no estaba<br />

preestablecido de antemano, y era intercambiable de acuerdo a las circunstancias.<br />

Una política de «armamento en profundidad», como la quería Thomas, hubiese<br />

coartado la libertad de acción de Hitler en la escogencia del momento para atacar a<br />

uno u otro de sus enemigos: la idea de «Blitzkrieg» consistía en una serie de guerras<br />

cortas coordinadas a una intensificación del esfuerzo económico en sectores<br />

específicos. Dada una situación en la cual sólo una parte de la economía estaba<br />

dedicada a propósitos bélicos, se hacía necesario cambiar la composición del<br />

producto de este sector, de acuerdo al enemigo de turno. De esta manera, el ataque<br />

sobre Francia estuvo precedido de un gran acrecentamiento en la producción de<br />

____________________________________________________________________<br />

35. Véase R. Cecil: Hitler's Decision..., ob. cit., pp. 141-142.<br />

35

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