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4. HITLER COMO JEFE MILITAR<br />
(i) El «Señor de la Guerra»<br />
Uno de los aspectos más discutidos sobre la personalidad de Hitler se refiere a<br />
sus capacidades como jefe militar. Las opiniones varían desde las que consideran a<br />
Hitler una especie de genio errático, cuya falla principal se encontraba en una<br />
excesiva brillantez, hasta aquellas que le ven como un diletante o, peor aún, un<br />
incorregible ignorante en el campo militar. No es nada fácil clasificar las cualidades<br />
que en uno u otro caso a través de la historia han caracterizado a los grandes<br />
estrategas, pero usualmente la combinación de inteligencia, audacia y confianza en<br />
sí mismo están presentes en la acción de los grandes jefes militares, entendiendo<br />
por tales no aquellos que conducen tropas en combate, sino los que, en un plano<br />
más general, planifican el uso de la fuerza militar para obtener fines políticos:<br />
inteligencia para juzgar las situaciones y escoger adecuadamente los medios de<br />
acción; audacia para llevar a cabo propósitos definidos, confianza en sí mismo que<br />
permite una ejecución firme y decidida de los planes, son rasgos que con frecuencia<br />
pueden hallarse al analizar la trayectoria de estrategas que se han distinguido a lo<br />
largo de la historia.<br />
De esas características, Hitler indudablemente poseía la inteligencia y la<br />
audacia; ahora bien, un estudio de su carrera en la esfera militar sugiere que sus<br />
debilidades radicaban en la falta de confianza en sí mismo al poner en ejecución los<br />
planes, muchas veces brillantes, que su mente audaz y poderosa concebía. Esa<br />
confianza no es algo innato, sino que se deriva del conocimiento que se tiene acerca<br />
del arte militar. Hitler no era de ninguna manera un ignorante en cuestiones militares;<br />
en numerosas ocasiones su dominio de la tecnología de armamentos y de problemas<br />
de la táctica y la estrategia asombró a sus generales, pero Hitler carecía de una<br />
formación militar consistente y coherente; sus conocimientos provenían de sus<br />
lecturas personales y de sus experiencias en los campos de batalla de la Primera<br />
Guerra Mundial, y no estaban fundamentados en los sólidos cimientos de un estudio<br />
y una práctica profesionales del arte militar. Desde luego, no hace falta ser un militar<br />
profesional para ser un buen estratega, y Hitler entre otros así lo demostró; sin<br />
embargo, las raíces de esa desconfianza que le invadía en los momentos en que sus<br />
proyectos se encontraban en proceso de realización hay que buscarlas en su<br />
percepción de que había puntos flacos en sus conocimientos militares. Para ponerlo<br />
en otras palabras, Hitler fue un aventajado jefe militar amateur; muy exitoso, no cabe<br />
la menor duda, pero como amateur, y esto el líder nazi lo sabía.<br />
Nuevamente, es Albert Speer el que destaca ese rasgo del hombre Hitler: «El<br />
amateurismo era una de las características dominantes de su personalidad... Como<br />
muchos otros autodidactas, Hitler no tenía idea de lo que significa un conocimiento<br />
realmente especializado... Librado de las ideas usuales, su inteligencia rápida<br />
concebía a veces innovaciones que no habrían sido fácilmente descubiertas por un<br />
especialista. Las victorias de los primeros tiempos de la guerra pueden literalmente<br />
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