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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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según la cual, en vista de que una invasión desde el norte afectaría en forma<br />

inmediata áreas vitales del país, era necesario establecer una sólida línea de<br />

defensa en la propia frontera. No se trataba de la creación de una fuerza capaz de<br />

recibir el primer impacto de ataque enemigo y demorarlo, realizando si era necesaria<br />

una retirada táctica mientras se recibía el auxilio de otras unidades, sino de la<br />

constitución de un frente rígido y estático sobre la línea fronteriza, con gran número<br />

de tropas especialmente entrenadas para ese rol defensivo.<br />

El segundo ingrediente de la doctrina de guerra francesa era la convicción<br />

sobre el papel decisivo, tanto en operaciones defensivas como ofensivas, del equipo<br />

o «material» bélico. Esta idea aparentemente simple y sin duda muy acertada se<br />

convirtió en un dogma, y ya para fines de los años 30 los jefes militares franceses se<br />

expresaban en términos de «la tiranía del material, impuesta por el poder<br />

omnipotente del fuego» 28 . Este énfasis sobre la importancia cuantitativa y cualitativa<br />

del equipo bélico no tenía que ver con nociones sobre la sustitución de hombres por<br />

máquinas, ya que Francia sostenía un numeroso ejército de conscriptos de acuerdo<br />

a los principios de «la nación en armas», los cuales formaban parte de la mitología<br />

política de la convulsionada Tercera República francesa. La teoría del «material» era<br />

más bien uno de esos dogmas que se convierten en clichés de ambiguos contenidos,<br />

y que con tanta frecuencia se apoderan de las instituciones militares en todas partes<br />

del mundo.<br />

Después de la firma del Tratado de Versalles, la política exterior francesa<br />

había adoptado en la práctica una postura esencialmente defensiva: «Francia estaba<br />

comprometida con el acuerdo de paz de 1919, porque parecía ser si no el mejor al<br />

menos el más viable de los medios para proteger la seguridad del país...<br />

Políticamente entregados a una postura defensiva, los gobernantes franceses<br />

acogieron favorablemente la doctrina de guerra propuesta por el estado mayor<br />

militar. La relevancia que se daba a la inviolabilidad de las fronteras era<br />

perfectamente compatible con la posición defensiva desde la cual se conduciría la<br />

política exterior francesa» 29 . De esta visión política, que como se verá más adelante<br />

no se correspondía con los compromisos concretos adquiridos por Francia hacia sus<br />

aliados en el este de Europa, surgía el tercer ingrediente de la doctrina estratégica<br />

francesa: la teoría de la «guerra en dos etapas». La primera de ellas sería<br />

básicamente defensiva, y se llevaría a cabo en las fronteras; posteriormente, y una<br />

vez movilizadas las reservas, se lanzaría una contra-ofensiva estratégica hasta hacer<br />

retroceder al enemigo, culminando de esa forma con la segunda etapa del conflicto.<br />

La consecuencia inevitable de la teoría de la «guerra en dos etapas» era que<br />

Francia concedía la iniciativa militar al adversario. El Tratado de Versalles había<br />

impuesto duras condiciones sobre Alemania, que la condenaban teóricamente a una<br />

permanente inferioridad militar frente a Francia.<br />

____________________________________________________________________<br />

28. General M. Weygand: «L'Armée d'aujourd'hui»; citado por R. J. Young: «Preparations for Defeat:<br />

Franch War Doctrine in the inter-war period»; Journal of European Studies, 1972, núm. 2, p. 158.<br />

29. R. J. Young: ob. cit., p. 159.<br />

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