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prestar ayuda a Finlandia en su hora de suprema emergencia nacional. Británicos y<br />
franceses, por su parte, no podían dar ayuda efectiva a Finlandia pues carecían de la<br />
capacidad militar para ello. Además, la diplomacia británica ya había comenzado a<br />
acercarse a la URSS en los meses finales de 1939, con el propósito de apartar<br />
paulatinamente a los soviéticos de su política de colaboración con Hitler.<br />
En Octubre de 1939 se inició un nuevo ciclo de negociaciones entre soviéticos<br />
y finlandeses. Esta vez, las demandas rusas fueron mayores. Los soviéticos pedían<br />
el «alquiler» por treinta años del puerto de Hanko en la entrada al Golfo de Finlandia,<br />
la cesión de las islas finlandesas del Golfo, incluyendo Suursaari, que se moviese la<br />
frontera en el istmo de Karelia a una distancia de setenta kilómetros más allá de<br />
Leningrado, y por último que se destruyesen las fortificaciones en el istmo. En<br />
compensación por estas concesiones finlandesas, los soviéticos ofrecían entregar<br />
territorios de la Karelia rusa casi dos veces más extensos de los que iba a ceder<br />
Finlandia; además, la URSS permitiría que las islas Aland fuesen fortificadas siempre<br />
que los finlandeses lo hiciesen por sí solos.<br />
Las propuestas soviéticas estaban diseñadas para hacer frente a<br />
contingencias que en 1939 no eran de ninguna manera improbables o utópicas. y<br />
constituían intentos de dar respuesta a una situación de peligro real. En este sentido,<br />
las proposiciones soviéticas podían ser vistas como «legítimas» y no como la<br />
cobertura de propósitos secretos a ser llevados a cabo ulteriormente. Por esta razón,<br />
el rechazo radical de estas propuestas por parte de los finlandeses lució siniestro a<br />
los soviéticos y acentuó su tendencia a creer que Finlandia estaba dispuesta a<br />
convertirse en trampolín para un ataque contra la URSS por parte de otro gran poder<br />
europeo.<br />
Stalin participó personalmente en las conversaciones sostenidas el 4 de<br />
Noviembre con representantes finlandeses. En esta ocasión, Stalin les sugirió lo<br />
siguiente: «Vendan Hanko si no quieren alquilarla. De esta forma, el área<br />
pertenecerá a la Unión Soviética y estará bajo su soberanía.» Los delegados<br />
finlandeses respondieron que no podían discutir esa oferta, y Stalin repitió que la<br />
URSS debía tener una base en la zona, ya que Finlandia era demasiado débil para<br />
defender su neutralidad contra un gran poder. Stalin entonces sugirió que dejasen de<br />
lado Hanko y considerasen en su lugar un grupo de islas cercanas. Esto convenció a<br />
los delegados finlandeses de que los soviéticos estaban genuinamente buscando un<br />
compromiso y pidieron tiempo para consultar a su gobierno. No obstante, el<br />
resultado de su oferta fue completamente contrario al que Stalin esperaba: el<br />
gobierno finlandés la interpretó como un signo de debilidad soviética, y ordenó a su<br />
delegación que rehusase el otorgamiento de cualquier base militar a la URSS. La<br />
reunión final con Stalin tuvo lugar el 9 de Noviembre. Cuando el líder soviético fue<br />
informado de que su nueva propuesta había sido también rechazada murmuró:<br />
«Nada bueno saldrá de esto»; sin embargo, hizo un intento más, indicando una isla<br />
sobre el mapa al mismo tiempo que preguntaba: «¿Es esta isla vital para ustedes?»<br />
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