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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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En sus Memorias, Speer señala que: «Hitler, de hecho, no sabía nada acerca<br />

de sus enemigos, y rehusaba usar la información que se le suministraba. En su<br />

lugar, Hitler confiaba en sus intuiciones, sin importarle que muchas veces fuesen<br />

inherentemente contradictorias y gobernadas por el desprecio y la extrema<br />

subestimación de sus adversarios» 8 . Los dos más graves errores políticos de Hitler,<br />

su suposición de que los británicos aceptarían un arreglo con Alemania basado en la<br />

dominación nazi de Europa, y de que el régimen de Stalin en la URSS se<br />

desintegraría internamente al recibir los impactos de la maquinaria de guerra<br />

alemana, se desprendieron de la ignorancia y subestimación con que veía a sus<br />

enemigos. Tal y como lo expresa, con palabras lapidarias, el historiador británico A.<br />

J. P. Taylor: «Hitler tenía una fe indestructible en la basura que llenaba su mente» 9 ;<br />

y esa «basura» le conducía a menospreciar peligrosamente a sus contrarios y a ver<br />

el mundo, no como es, sino como él quería que fuese: «El pecado que Hitler cometió<br />

fue... el del orgullo exagerado, el de creerse a sí mismo más que meramente un<br />

hombre. Nadie ha sido más duramente destruido por su propia imagen que Adolfo<br />

Hitler» 10 .<br />

Hitler creó una «ideología de la voluntad»; de una voluntad todopoderosa,<br />

capaz de derribar todas las barreras y de sobreponerse a todas las dificultades.<br />

Concebía el liderazgo como equivalente a la voluntad; como afirmaba en Mein<br />

Kampf: «El prerrequisito para la creación de una forma organizacional eficaz es y<br />

seguirá siendo el hombre necesario para liderizarla... El liderazgo requiere voluntad y<br />

habilidad, y debe concederse mayor importancia a la voluntad y a la energía que a la<br />

inteligencia como tal; la más valiosa combinación es: habilidad, determinación y<br />

perseverancia» 11 . Ese culto a la voluntad le llevó en numerosas ocasiones a superar<br />

situaciones difíciles y a imponerse sobre los acontecimientos, y no hay duda de que<br />

ella fue un ingrediente clave de sus éxitos. Para el general Guderian: «La más<br />

resaltante cualidad de Hitler era su fuerza de voluntad. Con su ejercicio, llevaba a los<br />

hombres a seguirle» 12 ; no obstante, al exagerar el poder de su voluntad, Hitler la<br />

convirtió en un mito que finalmente le envolvió junto a los hombres que le seguían.<br />

Aún en Mayo de 1943, después de la derrota de Stalingrado, Goebbels anotaba en<br />

su diario: «El Führer ha manifestado su inalterable convicción de que nuestro Reich<br />

se adueñará de toda Europa. Tendremos todavía que realizar muchas batallas, pero<br />

obtendremos sin duda maravillosas victorias. Ellas nos abrirán el camino hacia la<br />

dominación del mundo, pues el que domine Europa asumirá por consiguiente el<br />

liderazgo mundial» 13<br />

____________________________________________________________________________________________________<br />

8. Albert Speer: Inside the Third Reich, Sphere Books, London, 1975, p. 239.<br />

9. A. J. P. Taylor: ob. cit., p. 199.<br />

10. Alan Bullock: ob. cit., p. 385.<br />

11. A. Hitler: Mein Kampf, ob. cit., p. 317.<br />

12. General Heinz Guderian: Panzer Leader, ob. cit., p. 431.<br />

13. L P. Lochner (ed.): The Goebbels Diaries, Award Books, N. Y., 1974, p. 403.<br />

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