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Como se verá, la operación «Barbarroja» se fundamentó en la suposición,<br />
escasamente analizada en todas sus implicaciones, de que los métodos que habían<br />
sido útiles para subyugar otros países se repetirían con el mismo éxito en las<br />
condiciones tan especiales de una nación como la URSS.<br />
¿Tenía Alemania una alternativa estratégica? Jefes militares como Raeder,<br />
Brauchitsch y Jodl la habían propuesto en varias oportunidades a Hitler: atacar las<br />
líneas de comunicación británicas en el Mediterráneo, apoyar a los italianos en África<br />
del Norte, y crear todo tipo de dificultades a los británicos en el mundo árabe; en<br />
otras palabras, someter a Gran Bretaña por vía indirecta, pero no a través de un<br />
ataque a la URSS, sino al propio imperio británico, cortando a su vez los suministros<br />
que mantenían encendida la llama de la resistencia en las islas británicas. Pero Hitler<br />
nunca aceptó de lleno esta posibilidad. En Julio de 1940, al anunciar su decisión de<br />
atacar Rusia al año siguiente, Hitler también aceptó la posibilidad de que para<br />
entonces Gran Bretaña estuviese en guerra todavía, en vista de lo cual, tomó<br />
medidas para dejar en Europa occidental tropas suficientes que preservasen su<br />
dominio en esa parte del continente. De tal manera que Hitler no consideró que la<br />
derrota previa de Inglaterra era un prerrequisito para el ataque a Rusia, y los eventos<br />
políticos y militares durante la segunda mitad de 1940, incluyendo la guerra aérea<br />
contra Inglaterra, demostraron que Hitler no concibió las operaciones contra las islas<br />
británicas o contra las líneas de comunicación y bases de Gran Bretaña en el<br />
Mediterráneo como alternativas al ataque a Rusia. La invasión a la URSS era el<br />
objetivo primordial de Hitler y lo demás eran maniobras de distracción o<br />
complementarias de ese proyecto fundamental.<br />
De tal forma que la directiva de Hitler del 1° de Agosto de 1940, por la cual se<br />
daba inicio a la guerra aérea contra Gran Bretaña como paso preliminar a una<br />
invasión de las islas británicas puede ser vista no tanto como un «bluff», pero sí<br />
como una «jugada» de menor importancia en el tablero de Hitler: si la Luftwaffe<br />
lograba derrotar a la Fuerza Aérea británica y abría las vías de una invasión, bien; en<br />
caso contrario, Hitler de todos modos no permitiría que esos eventos le apartasen de<br />
su rumbo. De hecho, Hitler nunca «puso su corazón» en la realización de la<br />
operación «León Marino» para invadir las islas británicas. Ya en Julio de 1940 Hitler<br />
decía a Rundstedt que «no tenía la intención de llevar a cabo "León Marino"» 64 ; y el<br />
Mariscal Kesseiring, luego de señalar en sus Memorias que la ofensiva aérea contra<br />
Gran Bretaña en Agosto de 1940 nunca fue armonizada con planes de invasión,<br />
concluye que esa operación «no fue seriamente contemplada» 65 . Lo mismo opinan,<br />
entre otros, Von Manstein y Guderian.<br />
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64. Citado por G. Blumentritt: Von Rundstedt: the Soldier and the Man, London, 1952, p. 87.<br />
65. A. Kesselring: Memoirs, London, 1953, p. 83.<br />
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