Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
De acuerdo a Trenchard, «el efecto sicológico ("moral") de los bombardeos supera<br />
sus efectos materiales en una proporción de veinte a uno» 11 . Por lo tanto, Trenchard<br />
propugnó la creación de una fuerza aérea compuesta esencialmente de<br />
bombarderos. A los que argumentaban que el carácter por naturaleza ofensivo del<br />
bombardero como arma de guerra lo hacía poco apropiado como instrumento en<br />
tiempo de paz, Trenchard respondía que, precisamente por su indetenible poder<br />
ofensivo y la grave amenaza que representaba, el bombardero era la mejor y más útil<br />
arma de disuasión en tiempo de paz.<br />
En estos debates de los años 20 y 30 se encuentran argumentos muy<br />
semejantes a los que hoy se esgrimen en torno a la cuestión nuclear. Para<br />
Trenchard, la capacidad de infligir serios daños al enemigo en caso de que éste<br />
actuase de manera «inconveniente», era la más sólida garantía de disuadirle antes<br />
de que se atreviese a emprender ese curso de acción. Sus ideas indican que<br />
Trenchard había hecho suyo el aforismo según el cual «el ataque es la mejor forma<br />
de defensa», pues siempre sostuvo que sólo la fuerza aérea podía detener un<br />
ataque aéreo enemigo, pero no mediante el uso de cañones antiaéreos en tierra o de<br />
aviones caza interceptores. La fórmula adecuada era enfrentarse a la raíz del<br />
problema con ataques directos a las fuentes de producción enemigas. El ganador de<br />
la batalla aérea sería aquella flota de bombarderos capaz de eliminar más rápida y<br />
eficazmente las bases e industrias que sostienen su esfuerzo bélico: «En lugar de<br />
atacar una máquina con diez bombas, debemos ir directamente a las instalaciones<br />
que suministran las bombas y demolerlas, y hacer lo mismo con las fuentes de<br />
producción de las máquinas. Este es un método más efectivo que permitir la continua<br />
generación de suministros de guerra» 12 .<br />
Trenchard, al igual que Douhet, asumió que las defensas contra bombarderos<br />
serían un problema menor o del todo ineficaz, actitud que fue plasmada de modo<br />
insuperable por Baldwin, Primer Ministro británico de la época, cuando declaró que<br />
«el bombardero siempre pasará», es decir, nada podrá detenerlo. El optimismo de<br />
estos hombres no fue confirmado durante la Segunda Guerra Mundial, ya que sí fue<br />
posible, en ocasiones con gran eficacia, hacer frente a los bombarderos con<br />
defensas activas (aviones caza, radar, artillería anti-aérea) y pasivas (como<br />
camuflaje, construcción de refugios e instalaciones industriales subterráneas, etc.).<br />
La mayoría de los teóricos del poder aéreo también sobreestimaron el potencial<br />
destructivo de las bombas entonces existentes, así como también las posibilidades<br />
de realizar ataques de precisión contra blancos específicos No cabe duda de que el<br />
bombardeo estratégico contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial produjo<br />
enorme destrucción, sin embargo, los efectos fueron acumulativos durante un<br />
período<br />
____________________________________________________________________<br />
11. Citado por D. Divine: The Broken Wing, Hutchinson, London, 1964, p. 162.<br />
12. Citado por Ch. Webster y N. Frankland: The Strategic Air Offensive Against Germany 1939-1945,<br />
Vol. I, HMSO, London, 1961, p. 55.<br />
13