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LDERES EN GUERRA: - Aníbal Romero

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De Gaulle no llegó a desarrollar a plenitud la teoría de la «Blitzkrieg». En particular,<br />

De Gaulle concedió poca relevancia a la aviación como uno de los ingredientes<br />

sustanciales de la nueva técnica, dándole en su libro de 1934 un rol relativamente<br />

secundario: «... el avión será... para los Comandantes el verdadero medio de tomar a<br />

tiempo conocimiento directo de las situaciones; por ello, aparatos ligeros, capaces de<br />

aterrizar en cualquier parte, deberán ser distribuidos a los estados mayores. Por otra<br />

parte, las unidades terrestres, en especial las blindadas, recibirán de la aviación una<br />

ayuda preciosa en cuanto a su camuflaje. Cortinas de humo esparcidas desde el aire<br />

pueden ocultar vastas superficies en pocos minutos, y el ruido de las máquinas<br />

voladoras cubre el de los motores que se desplazan en tierra» 36 . Mas si bien De<br />

Gaulle no llegó a precisar con total coherencia los aspectos técnicos de la nueva<br />

táctica, sí fue capaz de entender que su poder descansaba en la posibilidad de<br />

penetrar los frentes y explotar esas rupturas, introduciéndose hasta la retaguardia<br />

enemiga, desequilibrando sus mandos y paralizando su capacidad de reacción: «La<br />

"explotación" se hará ahora una realidad, pues en la pasada guerra no fue sino un<br />

sueño... (y) las comunicaciones del enemigo serán frecuentemente su principal<br />

objetivo» 37 .<br />

En las páginas finales de su obra, al extraer conclusiones generales sobre lo<br />

expuesto. De Gaulle fue verdaderamente profetice respecto a lo que ocurriría en una<br />

guerra en que las nuevas armas fuesen empleadas de acuerdo a novedosos<br />

esquemas tácticos: «En los conflictos del futuro, cada vez que un frente sea roto, se<br />

verá a las tropas rápidas penetrar a fondo en la retaguardia enemiga, golpear sus<br />

puntos sensibles y poner en zozobra todo su sistema defensivo. De esta manera<br />

será restaurada la extensión estratégica de los resultados tácticos, que jamás<br />

pudieron obtener Joffre, ni Faikenhayn, ni Hindenburg o Foch (generales de la<br />

Primera Guerra Mundial)... y que constituye el fin supremo y la nobleza del arte<br />

militar.» De Gaulle supo también colocar su proyecto táctico en una perspectiva<br />

estratégica global y dentro del marco de una filosofía de la guerra y de la política: «Si<br />

la guerra es por excelencia destructiva, el ideal de aquellos que la hacen debe ser,<br />

por lo tanto, la economía, la menor masacre por el más grande resultado, la<br />

combinación que saque de la muerte, el sufrimiento y el terror el mejor partido, con<br />

objeto de hacerlos cesar lo más pronto posible, alcanzando más rápidamente el<br />

objetivo» 38 . He aquí ese «sentido de la proporción» que separa radicalmente a un De<br />

Gaulle de un Hitler y que se fundamenta en la preservación de «una proporción<br />

correcta entre las fuerzas del Estado y los fines que éste persigue» 39 .<br />

____________________________________________________________________<br />

36. Ibid., p. 127.<br />

37. Ibid., pp. 131-132.<br />

38. Ibid., p. 133.<br />

39. De Gaulle: Le Salut, ob. cit., p. 59<br />

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