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En 1928, la Internacional Comunista (Comintern) dio un «viraje a la izquierda»<br />
en su línea política que forzó a los partidos comunistas europeos, en especial al<br />
alemán, a adoptar una posición rígida y sectaria ante cualquier idea de «alianzas» o<br />
«frente unido» con otros partidos de centro-izquierda (como los social-demócratas)<br />
para enfrentar conjuntamente la amenaza fascista. De hecho, esta seria amenaza<br />
fue casi completamente ignorada y se estipuló que el «enemigo número 1» de los<br />
partidos comunistas, el adversario sobre el cual debían concentrar en primer lugar<br />
todas sus energías políticas, era precisamente la izquierda no-comunista, y a los<br />
social-demócratas se les calificó de «social-fascistas». Es decir, que la Internacional<br />
Comunista no sólo no reconoció al fascismo como el enemigo principal de la clase<br />
obrera alemana y europea, como un enemigo mortal e implacable ante el cual sólo<br />
cabía un enfrentamiento radical, sino que a la vez estableció una línea política que<br />
exacerbaba las diferencias en el propio seno de los movimientos obreros, dividiendo<br />
las fuerzas en momentos en que la unidad y la solidaridad se hacían cuestiones de<br />
vida o muerte.<br />
¿Cómo fue posible todo esto? Este grave error político, que tanto contribuyó a<br />
erosionar las capacidades defensivas de la izquierda y de la clase obrera alemana<br />
en un momento decisivo de su historia, no fue el producto de una «ceguera»<br />
temporal de sus dirigentes, sino en buena parte el resultado de la disputa dentro de<br />
la Internacional Comunista entre Stalin y Bujarin, para entonces jefe de la facción<br />
«moderada». Ya Trotsky había perdido la batalla contra Stalin y se encontraba en el<br />
exilio. Bujarin permanecía como el único líder que aún planteaba un reto a Stalin, y la<br />
Internacional se convirtió en la arena de esa confrontación interna, lo cual tuvo a su<br />
vez enormes consecuencias en el exterior de la URSS. La línea «ultraizquierdista» y<br />
sectaria fue utilizada por Stalin para atacar a Bujarin y asegurar a los suyos el control<br />
de la Internacional, lo cual significaba también el control de otros partidos comunistas<br />
en Europa y el resto del mundo: «Es difícil leer la mente de los hombres, en especial<br />
una mente tan enigmática como la de Stalin, pero es muy posible que haya usado la<br />
Internacional no como un instrumento de acción exterior sino como otra arma en su<br />
lucha por el poder dentro de la URSS» 23 . En realidad, la evidencia sugiere que Stalin<br />
y sus «leales» no solamente utilizaron la polémica en d seno de la Internacional para<br />
servir sus intereses de poder en la Unión Soviética, sino que efectivamente<br />
subestimaron en forma que bien puede calificarse de suicida la amenaza nazi.<br />
Trotsky sí percibió el peligro. Exiliado en una isla del Mar Negro, expulsado del<br />
partido comunista soviético, calumniado y vilipendiado, sujeto a amenazas contra su<br />
vida y la de su familia, este gran líder y teórico revolucionario realizó en esos años el<br />
que fue quizás su más importante acto político luego de su salida de la URSS, un<br />
verdadero «tour de forcé» teórico que constituye, hoy por hoy, el más completo y<br />
profundo análisis de las raíces sociales y significado político del fascismo.<br />
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23. A. Nove: Stalinism..., ob. cit., p. 39<br />
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