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Liddell Hart describió el objetivo y el método así: «... cortar las principales arterias de<br />
suministro en la retaguardia enemiga y producir el colapso de su ejército, difundiendo<br />
la desmoralización (con la ayuda de la propaganda y subversión) en su pueblo y<br />
gobierno... Los elementos esenciales son: combinación de ataques aéreos y<br />
blindados, manteniendo continuamente un rápido avance a través de un proceso<br />
similar a un torrente que sigue adelante sin pausa, y desconcierta al enemigo<br />
amenazando varios objetivos simultáneamente» 16 . La dislocación sicológica del<br />
oponente se obtiene con dos fórmulas: en primer lugar, el enemigo debe sentirse<br />
amenazado desde varias direcciones, pues ello le crea un dilema en cuanto a cómo<br />
y dónde concentrar sus fuerzas; en segundo lugar, la confusión del oponente debe<br />
agravarse mediante la paralización de sus comunicaciones y centros de comando 17 .<br />
Liddell Hart denominó las teorías que él y Fuller desarrollaron «estrategia de la<br />
aproximación indirecta». Sus componentes básicos pueden sintetizarse en pocas<br />
palabras: sorpresa, movilidad, velocidad, flexibilidad, y, quizás por encima de todo,<br />
una mezcla de audacia e inteligencia que es el signo distintivo de los grandes<br />
comandantes. Las contribuciones de Fuller y Liddell Hart, entre otros, liberaron el<br />
pensamiento estratégico de las cadenas de una estéril y rígida ortodoxia. En sus<br />
obras, la imaginación militar volvió a abrirse caminos, y nuevos horizontes<br />
comenzaron a ser explorados.<br />
Ninguna potencia europea asimiló tan plenamente los nuevos planteamientos<br />
como lo hizo Alemania. A pesar de que Fuller y Liddell Hart eran británicos, sus<br />
ensayos tuvieron una reducida influencia práctica en su propio país; lo mismo ocurrió<br />
en Francia y la Unión Soviética donde los esfuerzos de oficiales como De Gaulle y<br />
Tuchachevski, para promover las doctrinas de la guerra de blindados, fracasaron en<br />
lo fundamental. No así en Alemania, donde una combinación de condiciones<br />
objetivas y subjetivas favoreció la adopción y puesta en práctica de los proyectos<br />
delineados en los trabajos de Fuller y Liddell Hart. Entre las condiciones objetivas se<br />
destaca el hecho de que, a raíz del Tratado de Paz de Versalles, en 1918, Alemania<br />
había sido obligada a desmembrar sus ejércitos y a mantener una fuerza militar de<br />
sólo 100.000 hombres. La necesidad de defender varios frentes en caso de guerra<br />
hacía indispensable, en vista de la escasez de tropas, que los pocos regimientos<br />
existentes fuesen capaces de desplazarse rápidamente de un punto del país a otro, y<br />
de sobreponerse con su calidad a la superioridad numérica del adversario. Esta<br />
situación estimulaba la asimilación de doctrinas estratégicas que enfatizaban la<br />
movilidad y la decisión rápida. Así lo demuestran las frases del general Von Seeckt,<br />
que tuvo en sus manos el mando del ejército alemán durante los primeros años de la<br />
post-guerra, en un libro publicado en 1930:« En resumen, creo que el futuro de la<br />
guerra descansa en el empleo de ejércitos muy móviles, relativamente pequeños,<br />
pero de gran calidad y reforzados con la adición de aviones.. » 18<br />
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16. Citado por Ropp, ob. cit, p. 301.<br />
17. Véase B. H. Liddell Hart: Strategy, Praeger, N. Y., 1967, pp. 333-346.<br />
18. General Von Seeckt: Thoughts of a Soldier, Ernst Benn, London, 1930, pp 62-63<br />
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